José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.
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Recordemos que los alimentos son un reflejo cultural y social muy grande, podemos decir que también contamos con alimentos de moda, por sus atribuciones nutricionales, características de sabor, apariencia y preparación nos llaman a consumir un alimento en mayor cantidad que otros, también podemos hablar de su aceptación social y cultural que es muy importante para seleccionar algún alimento, de su asequibilidad y su precio.
El frijol, desgraciadamente en México ha perdido mucha popularidad, por que se le atribuye que es un alimento de pobres, y despectivamente se relaciona a personas que no tienen clase o inteligencia al comer esta nutritiva leguminosa.
Desgraciadamente el frijol y algunas otras leguminosas como lentejas, habas, garbanzos han sido estigmatizados debido a que en teoría son alimentos “económicos”, y nos imaginamos que las personas que consumen estos alimentos son pobres y están destinados sólo para personas de escasos recursos.
Obviamente esto sólo es un mito y debemos de empezar a hablar sobre ello para no perdernos el gran sabor y valor nutricional de las leguminosas y en especial del frijol.
En 1980 la ingesta por persona al año era de 16 kilogramos, para 2021 fue de nueve, de acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2021 de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Frente a esto, los mexicanos prefieren consumir productos procesados. Un gran retroceso sin lugar a dudas.
La variedad de frijol negro destaca por su alto contenido de proteínas y fibra dietética, su bajo contenido de grasas y fitatos, taninos y oligosacáridos no digeribles. En cada 100 gramos (g) de frijol negro se encuentran 50 g de hidratos de carbono, 23 g de proteína, 2 g de grasas y 1.4 g de fibra.
Además, aportan vitaminas que integran el complejo B, entre ellas, B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina) y B9 (ácido fólico), y son una fuente importante de minerales como el hierro, magnesio, potasio, zinc, calcio y fósforo.
Esta variedad de frijol negro destaca al ser uno de los que mayor contenido de proteína, por eso es importante no despreciarlo por su color obscuro, además posee una gran cantidad de antocianinas. Cuando se combina con un algún cereal como el arroz o el maíz se convierte en una proteína de mayor calidad y en un alimento completo y saludable.
Al ser un alimento rico en calcio y potasio, así como en antioxidantes, ayuda a reducir los problemas del corazón. Su bajo contenido de grasas y alto contenido en fibra lo convierten en un alimento que contribuye a la reducción del colesterol, así como a prevenir el estreñimiento.
Sus hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, junto con su contenido de proteínas, proveen de energía en un lapso mayor de tiempo y contribuyen a la saciedad. Por último, sus múltiples vitaminas, junto con sus antioxidantes, lo convierten en un agente importante en la prevención del envejecimiento y cáncer.
Además, los frijoles se pueden combinar en platillos salados, dulces y es un ingrediente muy versátil que le gusta a la mayoría de los niños.
Ya sabes ahora que comer frijoles no es de pobres, si no de listos, comparte y difunde esta información valiosa para tu salud.
Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.