Ángel Galeana/Chilpancingo
El Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, denunció que el crimen organizado asalta y extorsiona a los jornaleros agrícolas indígenas que salen de los municipios de la región hacia los campos del norte del país para cosechar frutas y verduras.
Entre octubre y noviembre, han salido de 10 municipios de la región Montaña 855 jornaleros, y en lo que va del año suman 10 mil, según las cifras de la organización.
En un escrito difundido en redes sociales, Tlachinollan denunció que el pasado 5 de noviembre un grupo de jornaleros tenía planeado tomar la carretera Tlapa-Chilapa para salir por este último municipio, pero de última hora recibieron amenazas para cambiar el trayecto hacia Puebla.
Si especificar el número de jornaleros ni de camiones en los que se trasladaban, la organización informó que antes de partir tuvieron que hacer una parada obligada en el municipio de Tlapa para pagar 5 mil pesos de cuota al crimen organizado para que no tuvieran ningún contratiempo en el camino.
El último asalto a los jornaleros ocurrió ayer 6 de noviembre en el municipio de Xochihuehuetlán. El autobús en el que se trasladaban salió a las 11 de la mañana del municipio de Tlapa con destino al estado de Chihuahua, sin embargo, al entrar al citado municipio una camioneta con hombres armados se les atravesó en la carretera, obligaron al chofer a parar el camión, subieron y robaron sus pertenecías a los jornaleros, quienes terminaron por escapar entre el monte.
Tlachinollan informó que entre octubre y noviembre emigraron 855 jornaleros de los municipios de Tlapa, Atlixtac, Metlatónoc, Alcozauca, Copanatoyac, Atlamajalcingo del Monte, Acatepec, Cochoapa el Grande, Zapotitlán Tablas y Cualac, quienes llegan a los campos agrícolas a ser explotados, por las largas horas de trabajo y bajos salarios.
“Los caminos para las familias jornaleras han sido cada vez más inseguros. Es un recorrido de 18 horas a tres días donde se enfrentan no sólo con los tránsitos y policías que les quitan el único dinero que llevan para sobrevivir los primeros días en los campos, sino también con los delincuentes que los asaltan, les ponchan las llantas y los agreden con lujo de violencia. No les queda más opción que seguir su camino a los surcos de la explotación”, denunció la organización en su escrito.