Verónica Zaga Clavellina es Bióloga Experimental egresada de la UAM-I, Maestra y Doctora en en Ciencias por la UNAM y actualmente es Investigadora del Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes en la Ciudad de México. En su laboratorio dirige proyectos de investigación enfocados a comprender el papel que juegan las membranas fetales y la placenta en el mantenimiento de la tolerancia inmunológica durante la gestación en el humano. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y tutora de maestría y doctorado en la UNAM y el IPN, también es docente de la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle.
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Cuando una mujer desea embarazarse o descubre que ya lo está, surgen una enorme cantidad de dudas al respecto de qué debe hacer para cuidar su salud y la de su bebé; sin embargo, en muchas ocasiones, cuando sabe que necesita cambiar sus hábitos y ajustar su estilo de vida, es común que aparezcan sentimientos de confusión o incertidumbre ya que debe adaptarse a esta nueva realidad con esfuerzo, constancia y en muchas ocasiones, buscar información confiable que sea de apoyo para llevar esta etapa del embarazo con éxito.
Uno de los hábitos más dañinos para el desarrollo del bebé durante el embarazo es el consumo de alcohol, tabaco o cualquier otro tipo de droga por parte de la madre, todas estas substancias, sin excepción, aún en cantidades mínimas, pueden causar daños graves e irreversibles en el desarrollo del bebé, tanto antes como después del nacimiento.
Como todos sabemos, el consumo de alcohol en nuestra sociedad es ampliamente aceptado y aunque el sentido común indica a una mujer embarazada que debe evitarlo, factores como una adicción previa, hábitos arraigados, la presión social o familiar e incluso la influencia de su pareja pueden dificultar la transición hacia hábitos sanos que le ayuden a dejar de beber de forma definitiva.
Es muy importante aclarar que no hay una “cantidad mínima segura” de consumo de alcohol durante el embarazo, tampoco es real la creencia de que sólo los “alcoholes fuertes” hacen daño, ya que los efectos dañinos sobre el desarrollo del bebé pueden darse en cualquier momento del embarazo; sin embargo, el daño puede ser más grave durante el primer trimestre ya que el bebé está en las etapas más tempranas de su desarrollo y es justamente durante las primeras semanas cuando la madre probablemente no sabe que está embarazada y puede seguir consumiendo alcohol sin imaginar el perjuicio que podría estar ocasionando a su bebé.
¿Cuáles son los riesgos? El bebé tiene una mayor probabilidad de nacer con malformaciones faciales, como el labio superior fino, labio leporino y ojos muy pequeños; además, el bebé puede nacer prematuramente, es decir, antes de la semana 37, y con peso bajo. Los niños cuyas mamás consumieron alcohol durante el embarazo pueden desarrollar alteraciones en el neurodesarrollo.
Existe evidencia de que estos niños pueden presentar una amplia gama de problemas en su comportamiento, incluyendo hiperactividad, impulsividad, problemas de aprendizaje, memoria, atención y razonamiento; así mismo, durante la primera infancia es común que manifiesten alteraciones en el habla y lenguaje.
Existen casos muy críticos en los que las madres consumen alcohol en grandes cantidades y de forma constante durante todo el embarazo, y sus bebés pueden nacer con una condición conocida como trastorno del espectro alcohólico fetal el cual está asociado con daños neurológicos severos y, en muchos casos, con síntomas de abstinencia al nacer que incluyen llanto agudo, temblores, convulsiones, vómito e irritabilidad.
Es muy importante que si estás planeando embarazarte, o acabas de enterarte de que lo estás, detengas por completo el consumo no sólo de alcohol sino de cualquier droga, debes acudir de inmediato a atenderte con tu médico para que él te oriente sobre qué hacer; también es indispensable que si estás tomando algún medicamento, sea tu médico el que te indique si puedes seguir con el tratamiento o debes detenerlo. Disfruta de tu embarazo, vívelo sin riesgo para ti y tu bebé.