Sheila Contreras Alcaraz es Socióloga Feminista con Maestría en Estudios Socioterritoriales. Se ha desempeñado como servidora pública en el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Ha sido docente en instituciones públicas y privadas y trabajadora independiente en instituciones estatales de Guerrero y Morelos. Ha escrito artículos de opinión y se ha dado la oportunidad de participar en diversos procesos de formación pedagógica en torno al feminismo.
Chilpancingo, Gro.
No pretendo ser un ejemplo. No pretendo ser perfecta. No pretendo decir que poseo todas las respuestas. Tampoco que tengo la razón. Solo pretendo defender aquello en lo que creo, hacer algo bien en este mundo, hacer algo de ruido con lo que escribo siendo yo misma […] no quiero que me coloquen nunca en un pedestal feminista. La gente que se sube a un pedestal debe posar a la perfección. Y cuando la caga, se le hace caer. Yo la cago a menudo.
Considérenme derribada a priori.
Roxane Gay.
Confesiones de una mala feminista.
Al equipo y a mí nos gustaría que colaboraras con nosotros, digo, nos interesa contar con la mirada de una feminista, y pensé en ti. Más menos, esas fueron las palabras de invitación, y heme aquí, escribiendo algunas líneas desde mi opinión digo yo, feminista, y tú estás aquí ahora, dedicando un momento para leerme, sí, leyendo las palabras de alguien que aceptó el reto, de alguien que acepta abiertamente ser feminista (aunque en mis inicios lo negué, me avergonzaba admitir que estaba construyéndome feminista, no contaba con la información que ahora poseo, pero ya me perdoné ese momento), con el tiempo (lecturas, reflexiones, compartir experiencias con otras mujeres, de asistir a procesos de formación pedagógicos) comprendí algunos elementos, conceptos, otros tantos, se volvieron más confusos y complejos, he perdido dolorosamente y ganado alegremente.
Entendí que asumirse feminista no es estático o inflexible, para mí ha sido un proceso de constante aprendizaje, un vaivén de diversas reflexiones, opiniones, posturas. Ya lo menciona Guadalupe Nettel* , quien reafirma lo que Nuria Varela** y otras tantas mujeres feministas han señalado, respecto a que no hay un solo feminismo sino una gran pluralidad de ellos. [Que] sus demandas son muchas y cambian según los pueblos, las cosmovisiones, las clases sociales y las generaciones (Nettel, 2019:6).
Sin embargo, entiendo que existe un común denominador entre los feminismos, y es que éstos cuestionan el orden establecido. El o los feminismos, son teoría y práctica articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad (Varela, 2013:14).
Para mí, el feminismo es como un caleidoscopio, cuando miras a través de él o de ellos, encuentras muchas formas, todas diversas, pero todas guardan sentido. Se construye (n) desde lo colectivo, pero también en solitario. Sí, el feminismo sucede también en soledad. No solo está en las luchas públicas, sino también en las nuevas formas de convivencia y cotidianidad. Transcurre en torno a fogones y mesas de cocina, en los mercados, en los hospitales y en las iglesias. Está en las aulas, las salas de conciertos y los proyectos productivos ***.
En este rompecabezas de deconstrucción rumbo a mi feminismo, con el que busco cotidianamente identificarme encajan piezas y otras no, y hay otras tantas que están de más. Algunas veces se vuelve confuso, sobre todo cuando una se engancha con la idea de que quizá exista una lista sobre quién es buena o mala feminista, ¿existen las buenas o las malas feministas?.
He aprendido que el feminismo es un proceso personal y diario, que quizá, dice Roxane Gay, no se alinee con el feminismo dominante, pero soy feminista**** . Y por eso acepté el reto, el reto de escribir mi opinión desde mi condición y desde la posición de mujer en la que me encuentro, sí, de mujer mestiza, de 43 años, sin hijos/hijas, y por ahora sin empleo “formal” (lo que me lleva a cuestionar, cómo es eso de lograr y mantener la autonomía como clave para que las mujeres logremos ser ciudadanas plenas, otro tema será), ello no me impide trabajar en todo momento la empatía, aunque ojo, también entendí que no debo estar en todo, eso desgasta física y emocionalmente.
Así que creo que lo que desde aquí opine no es verdad absoluta y neta, es otra mirada, otra forma de ver un hecho, un fenómeno, un problema. Puedes estar o no de acuerdo (aun si eres feminista), para mi esta es una oportunidad para decir lo que pienso, lo que siento, a través de lo que veo, escucho, lo que vivo, de la gente que me rodea y de quienes me rodeo, de los lugares a los que asisto, de lo que leo. Y aquí me desprendo para que a futuro de manera conjunta nos leamos, dialoguemos, conversemos, abonando a la constante construcción de diversas opiniones, yo lo que te ofrezco es una opinión, una opinión con la mirada de una feminista.
*Feminismos. Revista de la Universidad de México. Núm. 854. Nueva Época. Noviembre, 2019. ISSN 01851330. CDMX.
**Varela, Nuria. Feminismo para principiantes. Septiembre, 2013. ISBN 978-84-9872-873-6. Barcelona España.
***Lagarde, Marcela. Claves Éticas para un Nuevo Milenio. 2017. Consultar en: https://ecumenico.org/claves-eticas-para-un-nuevo-milenio/
****Gay, Roxane. Confesiones de una mala feminista. Edit. Planeta. 2017. CDMX. ISBN 978-607-07-3948-4