Bernardo Torres/Chilpancingo
Colaboración especial
Damnificados por el sismo ocurrido el pasado 07 de septiembre no tienen ni para comer, sobrevivien en el total abandono gubernamental, tanto del municipio, del estado y del gobierno federal.
«Estábamos en casa, empezó a temblar, no pudimos hacer nada, sólo escuchamos cómo nuestra casa se empezó a derrumbar, pedazos de roca cayendo, nunca habiamos vivido algo así», narra don Luis Jacobo, uno de los damnificados.
Don Luis Jacobo vive en El Playón, comunidad de Acapulco originalmente llamado Pueblo Madero en donde no quedó casa en pie, los muros de adobe y ladrillo sucumbieron ante el sismo, y más de una decena de familias quedaron sin hogar.
A 10 del temblor, los damnificados duermen en en sus patios o techos improvisados.
Don José, otro de los damnificados, narra que no solo se le derrumbó su casa, también su vida, y es que asegura que no tiene dinero ni para comer, mucho menos para reconstruir.
«Íbamos a cenar con mi esposa e hijas, empezó a temblar, apenas pudimos salir, todo cayó encima, ahorita mis vecinos me andan ayudando a sacar mis cosas, aunque nada se rescata».
Asegura que la situación de su familia es tan crítica que 150 pesos que alguien le dio fue un alivio, al menos para un par de días.
El Playón es uno de los pueblos más afectados. Sus habitantes piden ayuda a los tres niveles de gobierno que hasta ahora solo les han llevado algunas despensas, pero no hay un plan real de reconstrucción que solucione el problema de fondo.