Antonia: primera mujer en contender por la comisaría en Ocotequila

Alina Navarrete Fernández/Chilpancingo, Gro.

María Antonia Ramírez Marcelino, representante de las mujeres nahuas de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, en su lucha por ejercer su derecho al voto en la elección de la Comisaría, se enfrentará al régimen patriarcal de la comunidad como candidata independiente en el proceso extraordinario.

Antonia ha roto los paradigmas de la mujer indígena a lo largo de su vida. Nació en Ocotequila y ahí pasó los primeros años de su niñez pero su familia optó por mudarse a la ciudad de Tlapa, en búsqueda de mejores condiciones, ante la abundante pobreza y marginación de su localidad.

Su primera lengua es el Náhuatl, comenzó a hablar español una vez instalada en Tlapa por necesidad, para poder comunicarse con los residentes, sus maestros y compañeros de clase.

“A pesar de eso, siempre visitábamos mi comunidad, yo me acuerdo que estábamos en Tlapa y lloraba mucho por regresar a mi pueblo, sentía que aquí (en Tlapa) hacía mucho calor y lloraba casi todos los días porque quería regresar a mi comunidad”.

En entrevista con Réplica, Antonia recordó que su padre la motivaba a convertirse en jornalera, conseguir esposo, tener una familia propia y dedicarse a las tareas del hogar. Sin embargo, uno de sus hermanos la motivó a convertirse en profesionista. “Él decía que era muy importante estudiar, él siempre nos enseñaba libros”, contó.

También le habló sobre la Ciudad de México y el metro, donde abundan los mapas, las infografías, los carteles con distintos símbolos, por eso era importante que supiera leer y escribir, para que pudiera desplazarse de manera independiente.

Luego de mucha labor de convencimiento, Antonia logró que su padre le permitiera estudiar. Al concluir su bachillerato, su única opción para cursar una licenciatura fue en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en donde tomó la carrera de Desarrollo Comunitario Integral, con especialidad en Sistemas Normativos de los Pueblos Indígenas.

Para Antonia, algunas personas piensan que la UPN sólo es una institución formadora de docentes pero no es así. Ella aprendió las normas jurídicas del estado, los usos y costumbres, y se preparó también como gestora e impulsora de proyectos productivos.
Su formación profesional avanzó de manera paralela con la laboral, desde muy joven Antonia tuvo la necesidad de trabajar y empezó lavando ropa, le pagaban 100 pesos aunque “me pasaba todo el día lavando”; después, fue empleada doméstica y niñera. Todo lo que lograba ganar, lo ahorraba para poder irse a la escuela.

Antes de elegir una carrera, logró que el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) la contratara como capacitadora electoral, fue su primer trabajo con un salario significativo de unos 3 mil pesos, “para mí era mucho”.

La licenciatura la combinó con un trabajo en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y una vez titulada, entró como traductora al Ministerio Público en la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales por parte de la Secretaría de la Mujer.

“Ahí (en la Fiscalía), me enteré de muchos casos que pasan las mujeres en nuestras comunidades y que una pensaba que eso sólo se veía en la televisión pero no. Llegaban muchos casos de violación de niñas, cometidas por sus padres, primos, siempre un familiar y llegaban porque ya estaban embarazadas, la panza ya se les veía mucho”, dijo.

En ocasiones, las niñas llegaban acompañadas por sus madres y otras, por sus tías, porque las primeras no les creían. Este periodo marcó a Antonia y la llevó a incidir en la lucha contra la violencia hacia las mujeres con la formación de la Red Macuilxóchitl de La Montaña, que se dedicaba a dar pláticas sobre participación política y violencia de género.

Por azares de la vida, Antonia se aventuró en el periodismo. “Al principio me daba miedo, no me gustaba y sentía que no era lo mío, a mí me gusta ir a dar pláticas, informar a las mujeres de sus derechos, no quiero que vivan violencias (…) Poco a poco me fue gustando”.

Mientras ejercía su labor periodística, en agosto de 2017, Antonia fue agredida por escoltas del exgobernador priista Héctor Astudillo Flores, quien luego justificó la acción bajo el argumento de que ella “no vestía” como periodista. “Nunca pensé que eso iba a ocurrir, que fuera agredida por los escoltas del gobernador y que después dijeran que fue porque no parecía periodista”.

A pesar de los obstáculos en su vida, de la discriminación y las violencias por ser una mujer nahua, Antonia se considera una mujer fuerte, “yo no me quedo callada”.

¿Por qué no hemos votado por la Comisaría? Fue la pregunta que se hizo Antonia junto con otras mujeres de su comunidad, una noche antes de las elecciones ordinarias del 2 de enero. Ninguna sabía por qué, pero coincidieron en que se trataba del único proceso en el que no importaba su voto.

Reunidas alrededor de una olla donde hervía pozole, todas acordaron ir a votar, con Antonia a la cabeza del grupo. Juntas armaron su plan en el que consideraron que los hombres de la comunidad podían llegar a agredirlas física y verbalmente, incluso encarcelarlas por alterar el orden.

De esa intención que evolucionó en un Juicio Electoral Ciudadano para reclamar su derecho constitucional a votar, las mujeres de Ocotequila representadas por Antonia lograr que el Tribunal Electoral del Estado ordenara la reposición del proceso para que fueran incluidas, por primera vez, como candidatas y votantes.

En la Montaña, “ser mujer significa hacer el doble, el triple esfuerzo de lo que hacen los hombres. A mí como mujer me costó más terminar una carrera que a un hombre en mi comunidad, porque a ellos los apoya hasta la misma familia, la mamá, el papá, le dan todo, no tienen mucho dinero pero lo poco que tienen se lo destinan a un hombre”.

“A nosotras siempre nos toca estar exigiendo, luchando para que nos den algo, por un trabajo, nos toca esforzarnos el doble”.

Hoy, ser candidata independiente a la Comisaría Municipal para Antonia significa representar “una opción para la gente de mi comunidad, porque los partidos políticos solo dividen a la gente. Esta es una opción para los que no estamos de acuerdo que nos representen partidos políticos, porque el comisario o comisaria tiene que trabajar para todo el pueblo y no solo para el grupo político que lo postuló”.

“Vamos a competir como mujeres porque queremos dar un mensaje al pueblo de que las mujeres también podemos ser candidatas, sabemos que no vamos a ganar porque la competencia es designar, pero aun así las mujeres me convencieron para que participe y no las dejé solas”, concluyó.

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