Un refrescante mal

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de tercera división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.

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México es uno de los países con el mayor consumo de refresco a nivel mundial, pero este impacto en cuestión de salud que tiene en la población mexicana también se puede extrapolar con el daño ecológico que tiene el producir el refrescante liquido del mal.

México es el primer consumidor de refrescos en el mundo; se estima que en promedio se consumen en el país 163 litros por persona al año.

La producción de refrescos tiene un impacto ambiental muy alto. Coca-Cola Holanda reveló en un informe que se necesitan 35.4 litros de agua para producir medio litro de refresco; 28 litros se utilizan para cultivar betabel para endulzar, siete litros para fabricar la botella de plástico y 0,4 litros de “agua operativa”, que es la que se utiliza en las plantas de embotellado.

En México, un país que sufre de estrés hídrico, las empresas dedicadas a la producción de comida ultraprocesada tales como Coca-Cola, Pepsi, Nestlé, Bimbo, entre otras, consumen 133 mil millones de litros de agua en sus procesos de producción de alimentos y bebidas. Los resultados de dichos procesos no solo son los problemas a la salud que esto productos causan a las personas, sino también, los graves daños al ambiente en México.

De acuerdo con Marcos Arana Cedeño, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, solo “el volumen de agua que extrajo Coca-Cola Femsa de los mantos acuíferos de San Cristóbal de las Casas, Chiapas en los primeros 20 años de concesión equivale a una columna que tuviera 10 veces las dimensiones del Estadio Azteca”.

Como nutriólogo tuve las fortuna de trabajar en Chiapas y me tocó ver este fenómeno de cerca, cómo se realizan campañas publicitarias masivas en el idioma nativo de los altos de Chiapas (tzotzil) para fomentar el consumo de refrescos en los indígenas, y desde hace varios años han generado una gran incidencia de problemas de diabetes tipo II en la población, lo que ha mermado su calidad de vida y ha cobrado muchas vidas.


En ese estado, Coca Cola no solo ha instalado una “estrategia de venta sumamente agresiva” ofreciendo precios más reducidos a las comunidades indígenas para garantizar su lealtad como consumidores y utilizando los hogares como puntos de distribución, sino que el agua que explota está por encima de lo que le permite Conagua.


El consumo de alimentos chatarra (refrescos) está asociado no sólo a problemas de salud sino a daños al medio ambiente, aún cuando las empresas de productos ultraprocesados hacen grandes esfuerzos publicitarios y crean fundaciones para mostrarse como ecológicos y socialmente responsables, hay evidencia de que bloquean iniciativas gubernamentales para evitar hacerse cargo de la contaminación que provocan sus empaques.

Según la Industria Mexicana de Coca Cola están haciendo grandes esfuerzos por reciclar sus botellas, pero en junio de 2019 una de las embotelladoras interpuso un amparo en contra de la ley en Oaxaca que prohíbe el uso, distribución y venta de PET de un solo uso y, aunque le fue negada la suspensión, la empresa continúa litigando para frenar la medida.


Es un reto poder luchar para frenar el consumo del “Refrescante mal” refiriéndonos al elevado consumo de refrescos que tenemos en el país porque culturalmente se ha vuelto una necesidad creada por la industria de alimentos ultraprocedados.


Siempre tener refrescos en fiestas o reuniones especiales y, si lo analizamos fríamente, es hasta una muestra de estatus ofrecer refrescos cuando llega una visita a casa, ¿Porque no le ofrecemos algo diferente de beber? La respuesta es sencilla: porque nos han bombardeado con mensajes subliminales y comerciales de diferentes categorías que nos mencionan que los refrescos son la mejor opción, además recordemos que la composición de estas bebidas es muy adictiva por su alto consumo de azúcares refinados, por el contenido de cafeína, el gas y los altos niveles de sodio, son una combinación peligrosa para nuestro paladar.


Es importante que analicemos que el consumo de refresco no sólo perjudica nuestra salud, sino que ahora también se suma este daño ecológico que estamos causando al mundo, diversos estudios internacionales con metodologías sólidas han mostrado que el consumo de bebidas azucaradas está relacionado con mayor peso en adultos y en niños.


Mejor hidrátate con agua y eso ayudará a cuidarla también, es necesario generar estrategias de reforestación y hacer conciencia del cuidado de este vital líquido con nuestros niños, adolescentes, adultos y adultos mayores para trabajar e informarnos.
Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.

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