Vacunación masiva y universal, la herramienta más eficiente para controlar la pandemia de COVID-19

Eulises Díaz Díaz es Bioquímico, Maestro en Inmunología Molecular y Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es investigador en Ciencias Médicas en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en la CDMX donde dirige proyectos de investigación enfocados al desarrollo de métodos inmunológicos para la evaluación de pacientes con enfermedades crónicas degenerativas como el Síndrome Metabólico y la Diabetes Mellitus; recientemente ha realizado el desarrollo de inmunoensayos empleados para el diagnóstico de sujetos infectados con el virus SARS-CoV-2 y para evaluar las respuestas de anticuerpos derivadas de la vacunación masiva de la población mexicana. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México.

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En los últimos tres años, la humanidad ha sido víctima de la que pudiera ser la pandemia más universal; aunque a pesar de todo el caos provocado, por suerte no ha sido la que mayor mortalidad ha traído a la población mundial. Esto claro, gracias al elevado grado de desarrollo científico-técnico, y a la coordinación internacional de las instituciones de salud, para hacer frente a esta nueva epidemia.

La alta movilidad de la sociedad moderna, es la causa de que una epidemia surgida en un lugar tan distante de México, como es la ciudad China de Wuhan, lugar donde en diciembre de 2019 se reportaron los primeros casos, llegara rápidamente a México. De hecho, en fechas tan tempranas como el 27 de febrero de 2020, ya se reportaba el primer caso de COVID-19 en tierras mexicanas, y solamente 64 días después, ya había 19224 casos confirmados y 1859 muertes relacionadas a la epidemia.  

La pandemia de COVID-19, es en esencia una epidemia, de una enfermedad infecciosa, que afecta de forma aguda y grave al sistema respiratorio, provocando complicaciones que pueden conducir a la muerte por asfixia. Si bien, al inicio no se conocía la causa de la epidemia, rápidamente los científicos identificaron el agente patógeno que lo provocaba, mismo que fue identificado como un virus nuevo, de la familia de los coronavirus. Los coronavirus son virus que cuando se analizan en un microscopio de muy alta resolución (microscopía electrónica de barrido) se ve como que en la superficie del virus tiene protuberancias, que hacen recordar a los picos de las coronas de los reyes, de ahí su nombre.

Los humanos siempre hemos estado expuestos a los coronavirus, que en general están asociados con enfermedades respiratorias y del sistema digestivo, provocando gripas y diarreas, fundamentalmente. Estas afectaciones rara vez son graves en los humanos, ya que hemos desarrollado la forma de enfrentar y vencer a estos virus que normalmente infectan a los humanos. Solo los sujetos con algún grado de afectación en el sistema inmune, como niños chicos o adultos mayores; o aquellos sujetos que padecen de enfermedades crónicas degenerativas, cuya condición de salud los limita para dar una respuesta inmune eficiente, muestran algún grado de gravedad ante las infecciones por coronavirus.

Si esto es así, nos podríamos preguntar entonces, ¿por qué esta epidemia pudo ser tan masiva y mortal?; la respuesta está en el hecho de que el virus que ha provocado esta epidemia, es un virus completamente nuevo, con el cual los humanos nunca antes nos habíamos enfrentado, y para el cual el sistema inmune de los humanos no estaba preparado para hacerle frente. Esto quedó bien esclarecido, apenas cinco meses después del inicio de la epidemia en China, cuando los científicos, realizando estudios de los virus aislados de los fluidos de los pacientes infectados, pudieron identificar que el virus causante de la epidemia tenía información genética relacionada con otros coronavirus que normalmente infectaban otras especies de animales, como los murciélagos y los pangolines asiáticos. La capacidad que desarrollan algunos virus, que normalmente infectan a otros animales, de infectar a los humanos, se conoce como transferencia zoonótica; y se puede dar debido a contacto de los humanos con fluidos biológicos de animales contagiados. Los estudios genéticos realizados, permitieron a los científicos entender la causa de algunas de las características del nuevo virus, al entender que las nuevas características genéticas adquiridas, eran la causa de por qué el nuevo virus era más contagioso y letal, que los tipos de coronavirus que tradicionalmente infectaban a los humanos.

Una vez establecida la secuencia genética de este nuevo virus, la comunidad científica se abocó al desarrollo acelerado de múltiples vacunas, para ser empleadas de emergencia y tratar de frenar los efectos nocivos de este nuevo virus, el cual fue denominado SARS-CoV-2 (coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave). Múltiples países llevaron a cabo el desarrollo de varios tipos de vacunas, si bien unas fueron más efectivas que otras, todas en mayor o menor grado, contribuyeron y siguen contribuyendo a la sensibilización del sistema inmune de los sujetos vacunados, preparándolos para una eventual interacción con el agente patógeno, el SARS-CoV-2, contribuyendo a una respuesta inmune más rápida y eficiente. La vacunación masiva y universal, ha conducido paulatinamente a infecciones más leves y a una reducción de la mortalidad a nivel mundial. Esto, conjuntamente con las medidas sanitarias y de distanciamiento social temporal, ha sido el gran logro de la sociedad moderna, para evitar un mayor grado de mortalidad entre los sujetos infectados. La vacunación masiva y universal, conjuntamente con los cuidados sanitarios como el uso de cubrebocas, el lavado de manos, y de superficies expuestas a fluidos biológicos, con agentes químicos modernos; es la razón por la cual, a nivel mundial en promedio, sólo ha muerto 1 paciente de cada 100 que se contagió con alguna variante del SARS-CoV-2. En México, al parecer debido al deterioro del estado de salud de la población mexicana, caracterizada por una alta prevalencia de enfermedades crónicas degenerativas como: el síndrome metabólico, la diabetes mellitus, la obesidad y la hipertensión arterial, se ha observado una mayor tasa de mortalidad entre los sujetos infectados; siendo de cerca de 5 pacientes por cada 100 que fueron infectados. Esta característica de alta prevalencia de enfermedades crónicas degenerativas, típica de la población mexicana, así como sus causas y consecuencias, podrían ser objeto de un posterior análisis en este medio.    

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