Importancia de una adecuada nutrición en pacientes con autismo

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte

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El Trastorno del Espectro Autista (TEA), es un desorden que, aunque las estimaciones de prevalencia varían, se sugiere que a nivel internacional uno de cada 1,000 niños lo presenta. En Estados Unidos su prevalencia es 1 de cada 68 niños. Y para México la prevalencia es de 1 por cada 300 niños.

Su etiología es desconocida, afectando el desarrollo neurológico, presentando una deficiencia en la interacción social y comunicación, mostrando conductas rígidas y repetitivas acentuadas con diferente grado de severidad que alteran la situación nutricional, la evolución de la condición o su respuesta a las terapias.

Hasta la fecha, no existe medicamento que pueda curar el autismo, debido a esto, muchos padres han optado por el uso de tratamientos alternativos, incluyendo dietas de eliminación, en especial sin gluten y sin caseína; excluyendo de la dieta el trigo, cebada, avena, centeno y alimentos que lo contengan tales como panes, pastas, pasteles u otros productos de panadería hechos con harinas de estos cereales; mientras que la eliminación de caseína consiste en descartar la ingesta de productos lácteos incluyendo la leche materna, yogurt, queso, mantequilla, crema o helados entre otros.

Ya que se ha identificado que los péptidos bioactivos (gluteomorfina y caseomorfina) del gluten y la caseína respectivamente tienen un rol importante en el origen de deficiencias alimentarias y en algunos síntomas conductuales en el autismo, debido a la actividad excesiva de opioides producidos por estos, lo que genera una mucosa intestinal más permeable, reportándose en algunos estudios niveles anormales en orina y en el fluido cerebroespinal de estas sustancias peptídicas.

Este tipo de tratamiento se basa en la teoría de la liberación de péptidos con actividad opioide en el intestino, donde después de la digestión, ciertos tipos de proteínas pueden cruzar la mucosa intestinal donde estos péptidos, transportados por la corriente sanguínea, atraviesan la barrera hematoencefálica y llegan al sistema nervioso central en grandes cantidades logrando afectar el funcionamiento del cerebro.

Por otro lado, los ácidos grasos omega-3 como constituyente de la dieta, están presentes en las membranas celulares, siendo sugerido que es un factor importante en la respuesta de los neurotransmisores o estimulación neurohormonal.

Los numerosos efectos de los ácidos grasos omega-3 sobre los mecanismos neuronales explican que la deficiencia de estos conduce a un deterioro de las diversas funciones cerebrales. La suplementación con ácidos grasos omega-3 en autismo se ha utilizado con frecuencia como una terapia complementaria, que brinda beneficio en los síntomas propios de este trastorno, así como mejoría en las habilidades de lenguaje y aprendizaje.

Diversos estudios en niños con autismo han observado que presentan niveles bajos de ácidos grasos omega-3 en sangre, en comparación con niños que no padecen esta patología, generando la idea de que los suplementos de ácidos grasos omega-3 pueden conducir a una mejora en el comportamiento. Una de las ventajas de este estudio (Revista de Salud Pública y Nutrición / Vol. 17 No. 4 octubre – diciembre, 2018) refiere que  es la intervención nutricional con dieta sin gluten y sin caseína en conjunto con la suplementación con ácidos grasos omega-3, ha demostrado cambios de comportamiento después de 8 semanas de intervención, en contraste con otros estudios revisados que no muestran una mejora significativa en el comportamiento al llevar solamente una de las dos terapias y no en conjunto con la suplementación de omega 3. 

Sin embargo, aún existen muchas interrogantes sobre la alimentación de los niños con esta condición, pero recordemos que la dieta debería de ser también pensada en las características especificas que el nutriólogo detecte en el paciente con esta condición, evitar todos los alimentos ultraprocesados (enlatados, con una gran cantidad de colorantes, azúcares y grasas saturadas).

Además, que estos niños tienen una alta sensibilidad a los alimentos, relacionada a sus texturas, sabor, aroma, temperatura, formas.  Para poder lograr una nutrición adecuada y efectiva, nuestro mayor enfoque debe de ser observacional, tenemos que identificar qué tipo de alimento, forma o textura elige el paciente en los tiempos de comida y llevar un registro, esto nos va a permitir saber cómo debemos de presentarle al paciente los alimentos para poder lograr una nutrición correcta.

Recuerda que las personas con autismo comparten un mismo diagnóstico, pero cada una es única y tienen sus propias necesidades e intereses. El 2 de abril se conmemora el día mundial de la concientización sobre el autismo, por un mundo de inclusión y respeto.   

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