Ángel Galeana/Chilpancingo
Diputados del PRI y Morena se confrontaron al grado de llegar a los gritos entre bancadas dentro de una discusión originada por las declaraciones del diputado y dirigente de Morena, Jacinto González Varona contra la diputada priista Gabriela Bernal Reséndiz, a quien acusó el sábado pasado de prestar su imagen para “engendrar” a Manuel Añorve Baños como senador de la República.
Pese a que González Varona no asistió a la sesión de este martes, diputadas del PRI, la representante del PAN y un legislador del PRD lo acusaron de cometer actos de violencia política, en tanto que diputadas de Morena defendieron a su líder partidista pidiendo que el tema no se politice, y asumiéndose como un movimiento abierto al diálogo.
El grupo parlamentario del PRI fijó un posicionamiento para condenar las declaraciones de González Varona, quien aseguró que, en el proceso electoral de 2018, la ahora diputada Gabriela Bernal se puso un hupil “con su cara bonita” y prestó su imagen en anuncios espectaculares para que Manuel Añorve ganara la elección a la senaduría.
La diputada Flor Añorve calificó de lamentable que hayan tenido que subir a la tribuna del Congreso para denunciar un hecho de violencia política de género, y dijo que es preocupante que la haya cometido un diputado contra una compañera legisladora.
Señaló que en el Congreso se debe fijar un precedente para que no se repiten actos de violencia política. “No podemos seguir caminando sin ver que las personas que no piensan más que en el machismo sigan caminando sin ser sancionados”.
Exigió que el Congreso se convierta también en un santuario libre de violencia, como prometió la gobernadora Evelyn Salgado que sería el estado para las mujeres desde que asumió el cargo y, criticó que Jacinto González sea el presidente de Morena estatal y además diputado, por lo que exigió su renuncia, “no queremos que nos violente más a las diputadas de esta legislatura”.
La diputada Morenista, Citlali Calixto pidió que el tema sea tocado “con ánimo de avanzar” y que no se partidice un “hecho aislado”, como calificó las declaraciones de su dirigente.
La diputada panista, Ana Lenis Reséndiz también se pronunció señalando que las expresiones de violencia política contra la diputada Gabriela Bernal buscan demeritar sus acciones y anular sus capacidades.
Sin embargo, los ánimos de la discusión se encendieron entre la diputada morenista Beatriz Mojica y la priista Alicia Zamora, ya que la primera acusó que la diputada Gabriela Bernal fue cómplice de actos de violencia que se cometieron en su contra, también en el proceso electoral de 2018.
Beatriz Mojica consideró que Gabriela Bernal debió denunciar actos de violencia en su contra en 2018 porque el entonces diputado federal por el PRD, David Jiménez Rumbo-quien la llamó Malinche y por lo que fue sancionado- respaldó la candidatura de Manuel Añorve al senado, con quien Reséndiz compartía fórmula.
En una primera participación defendió que no se deben permitir los linchamientos, en este caso contra Jacinto González, y pidió que se cuide el término de violencia política de género. “Lo digo yo que he sufrido violencia política de género toda mi vida, que en 2018 estuve al frente de una candidatura en la que no hubo ingenuidades, hubo complicidades para hacerme violencia política, y ahí estuvieron muchas mujeres”, dijo en alusión a la diputada Gabriela Bernal.
La diputada priista Alicia Zamora defendió que su compañera Bernal Reséndiz se ha solidarizado con otras mujeres, incluso con otras diputadas, en referencia a la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Yoloczin Domínguez Serna, quien acusó violencia política en su contra por parte del diputado Alfredo Sánchez Esquivel, y fue en una sesión del Congreso que Gabriela Bernal subió a tribuna para defender el caso.
“Y son las diputadas de Morena que en esta ocasión no se solidarizan con ella (…) y dicen, yo he sufrido violencia cuando he sido candidata; entonces, cuando la sufro yo es violencia y cuando la sufre otra es democracia”, cuestionó.
Mojica Morga subió de nuevo a tribuna para aclarar que no defiende a nadie, pero no debe haber lineamientos políticos en las acusaciones de violencia política. Luego acusó que muchos diputados no se pronunciaron cuando se aprobó la reforma para legalizar el aborto en Guerrero, lo que hizo que la diputada Gabriela Bernal le gritara desde su curul “ahí estuve”.
“Recordarás que también estuviste abrazada de Manuel Añorve cuando me hacían violencia de género, también ahí estuviste diputada, y eso fue lo que recordó el diputado presidente (Jacinto González). No fuiste usada, fuiste cómplice de violencia política”, respondió Mojica Morga entre gritos, dimes y diretes que ya se habían desatado entre morenistas y priistas.
A los gritos se sumaron la diputada Alicia Zamora contra Beatriz Mojica al igual Gabriela Bernal; entre el priista Jesús Parra y el morenista Joaquín Badillo se gritaban de lado a lado en el salón de plenos que se callaran, manoteando desde sus curules, De Morena, María Flores Maldonado, Citlali Calixto, Joaquín Badillo y Alfredo Sánchez se sumaron a los dimes y diretes mientras que la presidenta de la Mesa Directiva, Yanelly Hernández llamaba al orden desde el micrófono.
Fue necesario que la diputada Yanelly Hernández decretara un receso para que se calmaran los ánimos. Durante el receso de unos 10 minutos, las bancadas del PRI y Morena se reunieron para discutir el tema y se dejara la tensión de la discusión.
Tras el receso, la diputada Gabriela Bernal respondió a Beatriz Mojica diciendo que si ella presentó una denuncia de violencia política en 2018 por qué en su momento no la incluyó como cómplice, y defendió en dicho proceso electoral fue candidata en fórmula y no suplente, como la llamó Mojica Morga.
Hizo un llamado a que no se repliquen los actos de violencia política contra las mujeres, sobre todo ahora que se avecina el proceso electoral, pues advirtió que la violencia, que esta ocasión fueron palabras, puede escalar.
El diputado Joaquín Badillo cruzó el salón de pleno para hacer las pases con el priista Jesús Parra, quien asentó el gesto con un par de espaldarazos.