Opinión: Higo, «la fruta de los filósofos»

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.

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El higo es producido mundialmente en países como Turquía, Egipto y Marruecos. En la antigüedad, era muy popular en Grecia; se dice que era el fruto preferido de Platón, por esta razón era conocido como “la fruta de los filósofos”. Galeno (médico y filósofo griego) recomendaba el higo a los atletas griegos como alimento básico de su dieta.

El primer fruto de la higuera, producido anualmente a finales de la primavera, recibe el nombre de breva. Procede de las yemas de flor que no han fructificado y se han quedado en estado latente durante el invierno. Para los higos tendrás que esperar hasta finales del verano y principios de otoño.

Las brevas y los higos son una parte importante de una dieta equilibrada, como la dieta Mediterránea, y son una excelente fuente de minerales, azúcares, ácidos orgánicos, vitaminas, fibra y polifenoles (Crisosto et al., 2010), siendo también muy apreciados por su tamaño, color y dulzor. Estas características nutricionales dependen principalmente del estado de maduración y del genotipo.

En realidad, los higos, no son frutas, sino flores. Con una piel fina y compuesta en un 80% por agua que apenas resiste los golpes y no plantea mucha resistencia a los insectos.

Los higos aportan 70 kilocalorías por cada 100 gramos y, efectivamente, 16 gramos de hidratos de carbono, principalmente azúcares, pero también 2,5 gramos de fibra.
Es además saciante, pues contiene 2,5 g de fibra dietética total, frente al 1 g del melón.

Si el 93% del higo se compone de hidratos de carbono, ese 7% restante corresponde a proteínas vegetales, concretamente aporta 1,2 g de proteína, una cantidad similar al plátano por cada 100 g de peso. Las grasas son prácticamente anecdóticas, destacando si acaso apenas un 0,21 g de ácidos grasos poliinsaturados totales.

En cuanto a las vitaminas y minerales, el higo fresco sobresale por su contenido en vitamina A y vitamina C, con algunas leves trazas de vitamina B-6, y una pequeña presencia de aminoácidos esenciales (niacina, tiamina y riboflavina).

Los higos son una buena fuente vegetal de calcio, con 38 mg por cada 100 g de porción comestible, de potasio (270 mg), fósforo y magnesio, además de pequeñas trazas de selenio y zinc.

La cosecha de higo va desde Julio, en los lugares más al sur, o agosto en los climas más septentrionales, hasta las primeras heladas del invierno. Destacan en producción de higo los estados de Morelos, Baja California Sur, Puebla, Veracruz e Hidalgo.

El higo es una fruta cara por eso vale la pena aprovechar la temporada de producción en la que nos encontramos, además posee una gran cantidad de antocianinas, que son pigmentos hidrosolubles que se hallan en las vacuolas de las células vegetales y que otorgan el color rojo, púrpura o azul a las hojas, flores y frutos.

Diversos estudios presentan evidencia científica que los extractos ricos en antocianinas pueden mejorar la agudeza visual, mostrar actividad antioxidante, atrapar radicales y actuar como agentes quimioprotectores (podría ayudar a prevenir el cáncer).

Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.

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