Dra. Alma Delia Eugenio Alcaraz es licenciada en Derecho por la UAGro, maestra en Derecho Constitucional y Electoral por la Universidad Americana de Acapulco y doctora en Ciencia Política por el Instituto Internacional del Derecho y del Estado. Actualmente es magistrada del Tribunal Electoral del Estado y se ha desempeñado como consejera del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), asesora en materia legislativa, entre otros cargos. También es conferencista en materia electoral, constitucional y de género.
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El 8 de marzo, el país se cubrió de morado y en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer[1], se escuchó la voz multitudinaria de las mujeres.
Múltiples marchas en México y en el mundo fueron el escenario para visibilizar las exigencias de justicia ante la violencia que se incrementa en contra de la mujer.
Al respecto, es significativo y preocupante que el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, haya advertido que los derechos de las mujeres se encuentran bajo amenaza de retroceso e incluso en algunos casos de ser revertidos[2].
Asimismo, en este marco, ONU Mujeres, a través de Marta Val, “alertó del aumento de la violencia política contra mujeres, como un fenómeno “que está creciendo”, especialmente la que se lleva a cabo a través de la tecnología, y que va “en paralelo” con su mayor presencia en la vida pública”[3].
Bajo estos dos señalamientos de alerta es importante realizar evaluaciones y reflexiones.
En México se ha legislado el principio de paridad en todo, y, bajo este principio constitucional,[4] se ha alcanzado y en algunos casos superado la cifra del 50% de mujeres en las Legislaturas del Congreso de la Unión y de los Congresos Locales.
Así también, se ha incrementado el número de mujeres en la integración del gabinete del Poder Ejecutivo a nivel nacional, así como en la conformación del Poder Judicial.
No obstante, el fenómeno de las resistencias prevalece y se debe estar atenta y atento a ellas.
Así, se puede advertir que no se ha dado cumplimiento al mandato de armonizar la legislación por parte de las Entidades Federativas y, en ese contexto, los gobiernos municipales continúan en rezago.
En materia electoral se encuentra latente y, por tanto, habrá que vigilar que los criterios de los órganos electorales con respecto a la integración paritaria de los órganos de representación popular, no vaya en retroceso y se respete el principio de progresividad.
Recuérdese que en algunos casos -como en Guerrero- se rompió el techo de cristal y el acceso de las mujeres alcanzó más del 50% en las regidurías.
De igual manera no debe perderse de vista que la integración paritaria de los gabinetes federal y locales debe ser sostenida, porque aun cuando al inicio del ejercicio la o el titular del Poder Ejecutivo integra su gabinete paritario, como consecuencia de los cambios, el número de mujeres disminuye significativamente al ser sustituidas por hombres.
Mientras que en el Poder Judicial se requiere la implementación de acciones afirmativas para alcanzar la paridad en tiempos próximos porque hasta ahora, su ritmo es lento.
Sin duda, falta aún por alcanzar esa integración paritaria.
Además, a la par, es el tiempo de avanzar y como se está marcando el trabajo por organizaciones civiles como lo es la Agenda de “Mujeres en Plural” es el momento de pasar de la paridad numérica a la cualitativa y seguir avanzando en la construcción de la democracia paritaria.
Como lo señaló Paty Olamendi[5] “es el tiempo de las mujeres y es el tiempo de los derechos humanos”.
[1] Formalizado por Naciones Unidas en 1975.
[2] Nota del El Universal “Secretario general de la ONU advierte sobre amenazas de «retroceso» en derechos de las mujeres”
[3] Nota de Aristegui Noticias “Aumento de violencia política contra mujeres, ligado a mayor presencia en la vida pública: ONU Mujeres”
[4] Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
[5] En el libro de su coautoría con Kenia López Rabadán “Mujeres decididas a cambiar la historia Por una democracia paritaria” p. 219.