Alberto Gómez/Chilpancingo
A casi un año de la desaparición de 6 comerciantes originarios de la comunidad de Chautipan, municipio de Chilpancingo, sus familias acudieron este lunes a la capital del estado para realizarse pruebas genéticas con la esperanza de encontrar a sus seres queridos entre los restos que permanecen sin identificar en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo.
Las tomas de muestras se realizan en las oficinas de la Catedral de la Asunción de María, donde personal especializado de la Fiscalía General del Estado y de la Comisión de Búsqueda de Personas en Guerrero atendió a los familiares.
Los desaparecidos son los hermanos, Pedro Ismael, Marco Antonio y Javier Barrera Millán; Leandro Francisco Sacristán, Jaime Cayetano Tolentino y Joel Tolentino Morales, todos de oficio comerciantes y quienes fueron vistos por última vez el 22 de octubre de 2024, cuando viajaban a la comunidad de El Epazote, municipio de Chilapa, para vender artículos de plástico.
De acuerdo con el comisario, Luis Salvador Millán, ese día un grupo de 17 comerciantes originarios de Chautipan desapareció en la ruta entre Quechultenango y El Epazote. Días después, el 7 de noviembre, 11 de ellos fueron hallados desmembrados en una camioneta abandonada cerca del Parador del Marqués, sobre la Autopista del Sol.
Las seis familias restantes han mantenido la búsqueda durante todo un año, sin resultados concluyentes. Hoy, su esperanza se centra en los estudios de ADN que permitan identificar restos que permanecen bajo resguardo forense.
Previo a la pruebas de ADN, las familias denunciaron en conferencia de prensa que a casi una año no han sido informados sobre los avances en la investigación por la desaparición y asesinato de sus familiares.
«Ya va a ser el año y de parte de las autoridades no tenemos comunicación ninguna información que nos pueda servir a nosotros como familiares, que es nuestra prioridad porque son seres humanos que están desaparecidos», denunció el comisario.
Dijo que a consecuencia de la desaparición de los 17 comerciantes y asesinato de 11 de ellos, los maestros de nivel secundaria y preescolar se han negado a subir a la comunidad, lo que ha dejado a más de 50 alumnos sin clases.