Sheila Contreras Alcaraz es Socióloga Feminista con Maestría en Estudios Socioterritoriales. Se ha desempeñado como servidora pública en el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Ha sido docente en instituciones públicas y privadas y trabajadora independiente en instituciones estatales de Guerrero y Morelos. Ha escrito artículos de opinión y se ha dado la oportunidad de participar en diversos procesos de formación pedagógica en torno al feminismo.
Chilpancingo, Gro.
¿Qué haría hoy si fuera valiente?
¿Y si todos nos propusiéramos hacer lo que soñamos en secreto?
¿Y si me negara a escuchar la voz del miedo y escuchará la voz del valor susurrando en mi oído?
¿Y si nunca perdiera la fe aun cuando perdiera mi camino?
Jana Stanfield.
Con amor para mi madre.
Han sido días intensos, llenos de rabia y dolor, pero también de fuerza, de unión, de reflexión, de inicio (para muchas mujeres), para reafirmar (para otras tantas) y para repensar la vida en torno a la filosofía feminista.
Las manifestaciones para mostrar al mundo que somos poco más del 50 % de la población, para no solo visibilizar, sino reconocer y reconocernos como sujetas de derechos, y la urgencia de concientizar que es necesario construir otra forma de relacionarnos entre todos y todas para vivir en una sociedad justa e igualitaria (reconociendo las diferencias), han sido diversas: marchas, paro, tendederos, actividades artísticas, tribunal popular, conferencias, mesas redondas, y un largo etcétera. Todas con alcances internacionales, nacionales, estatales, locales, e incluso con impactos a nivel de pequeños grupos colectivos (reuniones con amistades y/o familiares), todas válidas e importantes ante el gran y enorme reto que representa transformar desde el feminismo el sistema estructural denominado patriarcal.
Las mujeres siempre hemos sabido qué queremos, pero nos han prohibido todo a través del miedo y la culpa, nos han expropiado la mismidad.
Estamos hartas, cansadas, lastimadas, pero no rendidas, hemos tomado los espacios públicos y también los privados, e incluso los personales (que para muchas dar este viraje interior es “la operación más complicada y abarca múltiples experiencias a lo largo del tiempo”*) para mostrar y mostrarnos nuestra fuerza y poder para decir ¡BASTA!, nadie tiene el derecho de rompernos, a destrozar nuestros sueños y esperanzas.
Nuestras esperanzas van tomadas de la mano de las esperanzas de Olimpia de Gouges con la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana; de Mary Wollstonecraft cuando escribía la Vindicación de los Derechos de la Mujer; de Eleanor Roosevelt, cuando incluía en la Declaración Universal de los Derechos Humanos la frase “el valor de la dignidad de toda persona y la igualdad en derechos de mujeres y hombres”; y de tantas y tantas mujeres más que hemos ido desenterrando, y de tantas y tantas mujeres más que aún están vivas y nos acompañan desde sus conocimientos y saberes.
Hoy nosotras paramos, yo paré, con un grupo de amigas y hermanas, mi madre y mi sobrina, de amigas de mis hermanas, de hermanas de mis amigas. Nos reunimos para hablar de nosotras, pensar en nosotras, generamos un espacio de reflexión, reímos, externamos nuestros pensamientos positivos y negativos, hablamos sobre algunas claves para reconocernos a nosotras mismas y entre nosotras. Hablamos sobre la importancia del autocuidado, la autoestima, el autoconocimiento como elementos vitales para construir gran parte de nuestra autonomía. Hicimos un ejercicio de meditación para reconocer nuestra fuerza a partir de nuestros diversos linajes femeninos. Escuchamos música y compartimos los alimentos, hablamos de nuestros privilegios frente a las otras, y nos faltó tiempo para ahondar sobre el dolor de perder a una o varias mujeres que no son cercanas, pero que tampoco son lejanas, de ese dolor que nunca nos debe ser ajeno.
Fue un esfuerzo de todas las que allí estuvimos, porque es un compromiso individual y colectivo sumar fuerzas para enfrentar las embestidas del monstruo que es el sistema patriarcal. Esta es tan solo una forma que se propone desde el o los feminismos, tan válida como cualquier acción que exponga la perversidad del patriarcado. Nuestras herramientas fueron la voz, la palabra, la reflexión, la creatividad, aquello que se nos ha negado por años.
“No nos queda de otra, como diría Nancy Fraser […]. Somos más de tres mil millones de mujeres en el mundo que aspiramos a una vida digna, y digo yo que, ya que hemos llegado hasta aquí, no vamos a parar hasta conseguirla”. **
*Lagarde, Marcela. Mismidad y autoestima. Consultar en: http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2018/06/mismidad-y-autoestima-36.html
** Varela, Nuria. Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueva misoginia. 2ª edic. 2017. Edit. Ediciones B. España.