José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de tercera división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.
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Pienso que la figura del nutriólogo siempre nos ha acompañado desde nuestra existencia, aunque no se le había dado el nombre que hoy conocemos. Desde los inicios, el ser humano siempre ha tenido que buscar, probar y combinar alimentos para satisfacer una de las necesidades básicas que todos tenemos: la de alimentarnos y nutrirnos.
Desde épocas remotas (en escritos antiguos en Babilonia, Grecia, Lejano Oriente) ya se hablaba de alimentos y plantas como remedio natural contra enfermedades y preservación de la salud; es decir, para recuperar y mantener el equilibrio del cuerpo. En el siglo V A.C., Hipócrates dio recomendaciones sobre la dieta, que no sólo se referían a la alimentación, sino a las normas de vida en general, y afirmaba que a mejor nutrición mayor salud.
En 1785, Lavoisier descubrió los detalles del metabolismo y posteriormente se descubrió la importancia de las grasas, las proteínas, los hidratos de carbono, las vitaminas y diversos nutrimentos inorgánicos para la salud. Es así como hasta hace poco más de 200 años se constituyó la nutrición como ciencia.
El Dr. José Quintín Olascoaga Moncada, es considerado el pionero de la dietología en México. Su interés se inició en 1934, cuando formó parte de una comisión en la misión cultural urbana de la Secretaría de Educación Pública. En 1935 ingresó al Hospital General de México, como jefe de la sección de investigación de la alimentación popular.
La enseñanza formal de la nutriología se inició en 1945, en la escuela de dietética del Instituto Nacional de Cardiología –creada por el Dr. Ignacio Chávez– y en 1972, la Universidad Iberoamericana albergó la primera Licenciatura en Nutrición en nuestro país.
Actualmente existen cada vez más problemas relacionados a la malnutrición, como la desnutrición, el sobrepeso, la obesidad y enfermedades no transmisibles relacionadas con el régimen alimentario, como la diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y problemas de cáncer.
La cantidad de personas con sobrepeso y obesidad en México, le han dado al país los primeros lugares a nivel mundial en esa enfermedad, por lo que el papel de los Licenciados en Nutrición, comúnmente llamados nutriólogos, es de gran importancia ya que a través de su desempeño profesional será posible prevenir, educar y ofrecer el mejor tratamiento para estos graves problemas de salud junto con el trabajo de equipos multidisciplinarios.
Un nutriólogo se encarga de evaluar el estado nutricio y ofrecer atención a personas sanas, en riesgo o enfermas; así como a grupos de los diferentes sectores de la sociedad; además de administrar servicios y programas de alimentación y nutrición, de proponer, innovar y mejorar la calidad nutrimental y sanitaria de los productos alimenticios y enriquecer las áreas de investigación para generación y aplicación de nuevo conocimiento, basándose en el método científico.
El nutriólogo trabaja con diferentes profesionales del área de la salud como médicos, químicos, farmacobiólogos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos, entre otros, con la finalidad de definir el mejor tratamiento, contribuyendo así a que el paciente tenga una mejor calidad de vida aun cuando pueda padecer alguna enfermedad crónica.
Pero también existen nutriólogos en el área de la industria de alimentos, servicios de alimentos, en equipos deportivos, creando políticas públicas, en el área de la investigación, docencia, nutrición animal. Dentro de las funciones del nutriólogo están:
– Ayudar a mejorar los hábitos de alimentación mediante un plan de alimentación personalizado, de acuerdo a las necesidades fisiológicas y patológicas de cada paciente
– Promover una alimentación balanceada junto con una buena hidratación y complementarla con actividad física regular para lograr un peso saludable que se verá reflejado en la salud y apariencia del individuo
– Brindar la información y herramientas necesarias para conocer lo que mejor conviene a la salud y bienestar
– Aprender a valorar y disfrutar los alimentos
La labor del nutriólogo sin duda no es fácil, afortunadamente día a día se reconoce su importancia al contribuir a mejorar la calidad de vida de muchas personas a través de la nutrición, les envío un cordial saludo y muchas felicidades para todos los nutriólogos del país porque el pasado 27 de enero se conmemoró el Día del nutriólogo. Los invito a seguir trabajando de una manera profesional y con sentido humano para contribuir en mejorar la salud de la sociedad. Recordemos la frase que acuñó Hipócrates: “Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina”.
Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.