Diana Catalina Castro Rodríguez es Química de la Universidad Industrial de Santander, Colombia. Maestra y Doctora en Ciencias en Bioprocesos por el Instituto Politécnico Nacional. Actualmente es Investigadora por México, CONACYT, comisionada al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en la CDMX donde desarrolla la línea de investigación enfocada en la biosíntesis, análisis y caracterización de alimentos funcionales, tales como los probióticos y prebióticos y su uso en la prevención de enfermedades crónico degenerativas. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1. Tutora de estudiantes a nivel de maestría y doctorado del IPN y la UNAM. Docente invitada en el IPN, CINVESTAV, Universidad de Tlaxcala. Cuenta con dos patentes nacionales y una internacional.
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El adulto mayor se enfrenta a una variedad de enfermedades que disminuyen su calidad de vida, como son diabetes, obesidad, cáncer, entre otras. Estudios recientes demuestran que no solo los factores genéticos están fuertemente asociados con dichos padecimientos, sino que la dieta y su impacto en la microbiota intestinal influyen notablemente en potenciar estas enfermedades. Los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio y una disminución de las horas de sueño, conllevan al deterioro del cuerpo de forma acelerada, afectando el proceso de envejecimiento. Por tal motivo, el uso de suplementos alimenticios ha sido de gran ayuda para prevenir enfermedades crónico-degenerativas y disminuir el estrés oxidativo, favoreciendo un envejecimiento saludable.
Entre los suplementos más nombrados en la última era, están los alimentos funcionales, como lo son los probióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que al ser consumidos influyen en la salud metabólica, inmunológica e inflamatoria del huésped. Se ha determinado que la implementación de los probióticos modifica la composición de la microbiota intestinal, incrementando la abundancia de géneros bacterianos benéficos, como Lactobacillus y Bifidobacterium, que ayudan a mantener un equilibrio en las funciones digestivas del individuo. Cuando este equilibrio se rompe, ocurre una disbiosis que altera la microbiota e incrementa la permeabilidad intestinal, conduciendo a fenómenos inflamatorios, asociados a enfermedades como la obesidad, así como al envejecimiento acelerado.
Hace menos de una década, se viene estudiando las diversas bacterias que se encuentran en la microbiota intestinal, encontrándose la presencia de Akkermansia muciniphila en adultos mayores principalmente longevos, que gozan de una excelente salud. Los estudios indican que esta bacteria gramnegativa y anaeróbica es un potencial probiótico de nueva generación, que reestablece la microbiota, ayudando a combatir el síndrome metabólico, subiendo los estándares de un envejecimiento saludable. Akkermansia produce ácidos grasos de cadena corta que pueden desempeñar un papel importante en la salud y el estado inflamatorio del huésped. También esta relacionada con el aumento del grosor del moco intestinal, por lo que favorece el efecto barrera de la mucosa intestinal, reduciendo su permeabilidad. Este probiótico, considerado la bacteria “centinela del intestino”, ha demostrado efectos sistémicos sobre el metabolismo induciendo la presencia de anticuerpos IgG1.
Actualmente, ha aumentado exponencialmente el número de personas mayores que están en situaciones socioeconómicas complejas e inciertas, que conlleva a que se conviertan en un factor de crisis para la estructura sanitaria y de la seguridad social de un país. Aunado a lo anterior, malos hábitos en madres gestantes y lactantes predisponen a la descendencia a desarrollar enfermedades que disminuyen su calidad de vida. Por lo anterior, es importante seguir investigando en el diseño de intervenciones con la finalidad de disminuir la incidencia de enfermedades emergentes y proporcionar una esperanza de vida saludable, afianzando el concepto de envejecer con calidad.
diana.castror@incmnsz.mx