Ángel Galeana/Chilpancingo
El alcalde de Atlixtac, Guillermo Matías Marrón, reveló que había recibido al menos 2 amenazas de muerte, una de ellas la tarde del pasado 4 de marzo durante la protesta que encabezó junto a otros 10 alcaldes y alrededor de 5 mil personas de municipios de la zona centro y montaña en Chilpancingo.
En declaraciones a las afueras de un hospital privado en Chilpancingo, el alcalde narró que el atentado que sufrió esta tarde fue un ataque directo, del que sobrevivió «por un milagro», ya que pese a que viajaba en una camioneta blindada las balas atravesaron los vidrios.
Señaló que hombres armados se le emparejaron en una camioneta a la altura de Dos Arroyos, sobre la Autopista del Sol, cuando regresaba de Acapulco a Chilpancingo junto a su esposa, su suegra y dos escoltas. Los delincuentes le dispararon «hasta que se acabaron los plomos», pero solo hirieron a uno de los escoltas que viajaba en la batea de la camioneta.
El alcalde insinuó que el ataque podría estar relacionado con la marcha que encabezó el 4 de marzo en Chilpancingo al considerar que «se tocaron muchos intereses», tanto de grupos delictivos como de los gobiernos estatal y federal.
«No me quiero equivocar, no quiero hacer juicios sin tener los pelos de la burra en la mano, solo sé que huno mucho dolor, les ardió a las personas que haya tocado ese día que vinimos a Chilpancingo». comentó.
Matías Marrón indicó que el día de la protesta recibió una llamada en la que le dijeron que lo iban a matar, por eso incrementó su seguridad. Pidió a un hermano que vive en Estados Unidos que lo apoyara con una camioneta blindada, y desde ese día hasta la fecha se trasladaba en ella.
Otra de las amenazas que dijo recibió, sin especificar la temporalidad, fue de un grupo de 29 pobladores de la comunidad de Huitzapula, quienes le dijeron que no llegaría al 24 de diciembre.
El alcalde refirió que «el que nada debe nada teme», y advirtió que tiene «80 ml talibanes» que lo acompañaron en la marcha del 4 de marzo en Chilpancingo, y «si quieren guerra, guerra van a tener».
Sobre si pedirá medidas cautelares, señaló que no quiere ser una carga para el gobierno, «porque cuando te toca te toca», y ejemplificó el caso de quien fuera líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Bruno Plácido Valerio, quien a pesar de que viajaba en vehículos blindados y tenía escoltas lo asesinaron afuera de la Secretaría de Salud en Chilpancingo.