Chilpancingo, Gro. 21-Mayo-2019.
Ángel Galeana.
Don Damián Hernández Vizoso tiene 54 años, padece poliomielitis, es padre soltero de un niño de 40 días y es desempleado. El ayuntamiento de Chilpancingo le quitó su fuente de trabajo para «recuperar los espacios públicos» de la capital.
Pensó hace unos días en suicidarse por la desesperación de no tener trabajo ni dinero para comprar las cosas básicas para su hijo, pero recapacitó «No quiero cometer ninguna estupidez», dijo.
Don Damián inició este martes una huelga de hambre afuera de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ubicada en el centro de la ciudad. Demanda que le devuelvan su espacio de trabajo, o lo coloquen en un lugar en el que pueda tener ganancias.
Él es bolero. Llevaba 23 años trabajando en el andador Emiliano Zapata, atrás del hotel Cardeña, pero una decisión del «Gobierno de la Gente», como hace nombrar a su administración el alcalde Antonio Gaspar, lo quitó de su lugar, y con ello su fuente de ingresos.
A finales de abril la dirección de Gobernación municipal retiró a todos los ambulantes del andador Emiliano Zapata, entre ellos a Don Damián. Pero fueron los únicos, los demás vendedores del primer cuadro de la ciudad siguen en sus puestos, esos espacios no se recuperaron para los chilpancinguenses.
Las autoridades lo enviaron a bolear zapatos al parque de «Los Túneles» del barrio de Tequicorral, un lugar que concentra a sus visitantes en la noche, quienes van a cenar en los puestos de comida en la zona.
Allá no hay nada, no hay gente. Yo ya intenté trabajar allá», dijo.
Posteriormente lo enviaron a las afueras de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, pero, según don Damián, el presidente del organismo, Ramón Navarrete Magdaleno, no le permitió instalarse porque ya van a cerrar el área, y hasta lo podrían culpabilizar de un posible robo que se cometiera en el cajero de una sucursal bancaria que está en la explanada del edificio.
«Pensé en suicidarme por la desesperación, el estrés. Llego a la casa y mi hijo está llorando, no puedo, de verdad, se me parte el corazón».
A su edad y con su enfermedad en ningún lugar le dan trabajo, por lo que bolear zapatos es su única opción para mantener con una calidad de vida aceptable a su hijo, y a él mismo.
Horas después de que se instaló en huelga de hambre, autoridades municipales le concedieron un espacio temporal afuera de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. «Ya es algo», dijo don Damián.