Así se recuperan los caballos maltratados que jalaban calandrias en Acapulco

Ángel Galeana/Chilpancingo

Fénix es uno de los 42 caballos que fue retirado de las calles de Acapulco tras una vida de tirar calandrias recorriendo la costera Miguel Alemán jalando a familias enteras, el dueño, y el peso de la carreta. Estaba en estado de desnutrición, y lleno de hongos en la piel.

Desde que llegó a un santuario para caballos en el estado de Puebla llamado Cuacolandia, fue uno de los animales que más cobraron notoriedad por el demacrado estado: pedazos sin pelaje en el cuerpo, lleno de hongos y desnutrido. En esas condiciones salía todas las noches a recorrer la principal zona turística de Acapulco.

A un mes de su llegada al santuario los hongos prácticamente desaparecieron y su estado físico mejoró. La fundadora de Cuacolandia, Elena Larrea, describió así el proceso de Fénix en una publicación en su cuenta de Instagram.

“Fénix llegó a Cuacolandia de las calandrias de Acapulco hace mes y medio. Estos animales jalaban una calandria de hasta 6 personas, trabajaban entre coches, claxons, luces, con herrajes de llantas, y con grados severos de desnutrición. Ahora lo estamos recuperando poco a poco y está contento de sentir paz por primera vez”.

Otros casos de maltrato es que los caballos originarios de Acapulco no tenían herraduras adecuadas para trabajar en pavimento. Algunos tenían clavadas en sus cascos pedazos de llanta, lo cual es “peligroso y cruel”.

Los caballos llegaron a Cuacolandia el pasado mes de marzo, luego de autoridades estatales y municipales hicieron cumplir la Ley de Bienestar Animal que se aprobó por el Congreso local desde 2014. Aunque fueron más los equinos que salieron de las calles, el santuario reportó la llegada de 42 ejemplares, algunos en estados deplorables.

Cuacolandia es una fundación ubicada en Puebla de iniciativa privada que busca rescatar caballos en situación de maltrato. El predio donde se ubica cuenta con 88 animales, de acuerdo a la última cifra en sus redes sociales, en su mayoría son los que rescataron de las calandrias de Acapulco, y los que jalaban carretas de basura en el estado de México. También a jubilarse aquí equinos de la policía montada.

El propósito, según ha escrito Elena Larrea en redes sociales, es que se jubilen en estado de libertad, que no vuelvan a ser maltratados ni montados por ninguna persona. Los caballos que llegan a Cuacolandia no se venden, rentan o prestan, solo podrán ser visitados una vez que terminen las medidas de restricción por el coronavirus.

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