Hipólito Lugo Cortés tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Es coordinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero.
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Este 24 de octubre se cumplen 75 años de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para comentar este acontecimiento, resulta obligado remitirnos a principios del siglo pasado, cuando un 28 de junio de 1914, en Sarajevo, Bosnia, fueron privados de la vida Francisco Fernando, heredero del trono austríaco y su esposa, a manos de un estudiante bosnio; hecho que propició el surgimiento de la Primera Guerra Mundial, evento bélico que lamentablemente dejó 23 millones de muertos, (de los cuales 10 millones fueron soldados y 13 millones civiles); y 21 millones de heridos.
Afortunadamente esa conflagración culminó con la firma del Tratado de Paz en París el 11 de noviembre de 1918; y surgió la Sociedad de las Naciones en 1919, como un antecedente de la ONU, con la misión primordial de promover la cooperación internacional y lograr la paz y seguridad mundial, propósito que no se alcanzó, pues veinte años después, en 1939, surgió la Segunda Guerra Mundial, que superó la destrucción y pérdida de vidas humanas que la anterior.
A un mes de concluida la Segunda Guerra Mundial, precisamente un 24 de octubre de 1945, hace 75 años, surge la ONU, al reunirse los representantes de 50 países en la ciudad de San Francisco en Estados Unidos, para redactar la Carta de las Naciones Unidas, -la cual fue firmada el 26 de junio de 1945- y entró en vigor ese 24 de octubre.
La referida Carta está conformada por 111 artículos, y se establecen como aspiraciones de la ONU el preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz, reafirma la fe en los derechos humanos, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas; reviste especial importancia para el que esto escribe, el gran propósito de las Naciones Unidas plasmado en el artículo 1.3, respecto a la “cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos”.
No hay duda de que la ONU como una institución multinacional con una representación actual de 193 estados, debe continuar con su misión de paz y colaboración internacional, para enfrentar y superar los retos actuales relacionados con la pobreza extrema, las desigualdades, el cambio climático y la emergencia sanitaria, y que esas aspiraciones plasmadas en el citado artículo, no sólo queden como eso, buenos propósitos, sino que se cristalicen en realidades.
Aún es preocupación internacional la subsistencia de la crisis propiciada por la pandemia de COVID-19, ante la cifra escalofriante de más de un millón de vidas perdidas y sin embargo, todavía no se vislumbra el final de la propagación del virus; la consecuente pérdida de empleos y el trastorno de nuestras vidas es una lacerante realidad internacional; no obstante, Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, se muestra optimista al señalar que, sin embargo, podemos superar este desafío.
Cierto, en estos tiempos es necesaria la cooperación internacional para la necesaria búsqueda de una vacuna, para la vigencia del derecho humano a la salud, y una vez obtenida esa vacuna, debe ser asequible a todas las personas; ese es el reto prioritario pendiente de Naciones Unidas a 75 años de su existencia.