Ángel Galeana/Chilpancingo
Conseguir medicamentos y oxígeno se ha vuelto viacrucis para familiares de pacientes enfermos de coronavirus en Acapulco. Entre la escases, la falta de dinero y la casi nula información del personal médico o administrativo del Hospital General que se ubica en el poblado de El Quemado, las familias “viven un infierno”.
Hasta 4 mil pesos diarios tienen que gastar los familiares para surtir las recetas que les piden en el hospital, el desembolso mínimo es de 2,500. Además de conseguir el dinero, tiene que recorrer todas las farmacias de Acapulco para encontrar los medicamentos. El midezolan es uno de los más escasos, según los familiares de los pacientes.
“Es la midezolan de 50 mg, esa diario la tenemos que tener, mire la cantidad de recetas, no es mentira, aquí están, todas las recetas que tenemos que surtir diario, diario, y por una receta de estas son 3 mil, 4 mil pesos, 2 mil 500 por poco que nos lleguen a pedir, pero mira, no es mentira, ese midezolan es bien difícil de conseguirla, no la podemos conseguir, ahorita nos pidieron dos cajas, hemos metido una porque no tenemos el dinero para comprar otra, aparte no la hemos conseguido en ninguna farmacia”, narra Sofía, familiar de un paciente que pidió se le ocultara el nombre por miedo a represalias contra su hermano internado.
Los familiares están a las afuera del hospital en casas de campaña o bajo techos de lona para cubrirse del sol y pasar semanas esperando la recuperación de sus seres queridos.
Sofía consideró que los pacientes están muriendo por la falta de medicamentos, y no de atención médica.
“Anoche llegaron unas personas que al parecer su paciente se les murió porque no tuvieron el dinero para comprar el medicamento, o sea, no tenían, la señora gritaba, lloraba desesperada que no podía conseguir el medicamento, una no consiguió el medicamento, otra; no tenía dinero para comprarlo”, contó a las afueras del hospital.
A Sofía le dijeron hace más de una semana que su hermano estaba a punto de morir, y le advirtieron que se preparara. Hasta este domingo sigue con vida, pero le genera incertidumbre el no saber cuál es su real estado de salud, el no poder verlo ni siquiera a través de una fotografía, y si le están aplicando los medicamentos que les hacen comprar.
“Yo no sé si mi paciente ya murió, o no nos lo quieran decir, y como no los vemos cuando los sacan ya no les vemos la cara, no sabemos si en realidad está vivo o está muerto, o si los medicamentos si los están aplicando, esa es la verdad, porque aquí se vive un infierno”, indicó.
Otro caso es el de la señora Rocío Villanueva, quien desde el 26 de diciembre espera a su familiar que está internado, pero no por coronavirus, sino por fibrosis en los pulmones. En su caso, necesita un concentrador de oxígeno que le ha sido imposible conseguir por la demanda para pacientes con covid-19.
Su familiar ya fue dado de alta, pero no lo sacan del hospital porque sin oxígeno se muere. Ella localizó en mercado libre un concentrador que cuesta 29 mil pesos y otro 36 mil, dinero que no puede pagar. Cotizó en otro lugar en Acapulco, pero solo rentan un tanque (sin oxígeno) en 10 mil pesos por 5 días. Tomando en cuenta que su hermano requiere el suministro de por vida, le es imposible costear un servicio de ese tipo.
Acudió a grupo INFRA para contratar un servicio, pero no están disponibles por el momento, tienen fecha tentativa de renovar contratos a principios de febrero.
En ambos casos tuvieron que abandonar sus trabajos para estar al pendiente a las afueras del hospital, en donde dicen que no les importa soportar el fuerte calor que pega durante el día, o la falta de alimento, lo que les urge es medicamento y poder pagarlo, de lo cual, no han tenido ayuda ni del gobierno, ni de la iniciativa privada ni de organizaciones sociales o civiles.