Parkinson, una enfermedad que está creciendo en México

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de tercera división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.

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El pasado 11 de abril se celebró el Día Mundial del Parkinson coincidiendo con el aniversario de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson.

Según cifras del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, Manuel Velazco Suárez, en México se estima que 50 de cada 100 mil habitantes podrían desarrollar la enfermedad de Parkinson, o en otras palabras, en 500 personas de cada millón habría con esta condición en el país.

Es importante mencionar que el 30% de la población de México está alcanzando los 60 años y más, aunado a que esta enfermedad está inevitablemente asociada con el envejecimiento, “la población nacional que podría padecerla seguirá creciendo exponencialmente. Por lo tanto, es importante que los médicos generales, de primer contacto, estén informados de la sintomatología del Parkinson, que puede iniciar hasta 15 años antes de su diagnóstico, con el fin de detectarlo en etapas tempranas, que permitan evitar su avance y el deterioro progresivo”.

La enfermedad de Parkinson es una condición degenerativa que se caracteriza por causar severos daños neurológicos, donde la persona tiene problemas para controlar el movimiento de su cuerpo. El daño aparece cuando las células del sistema encargadas de producir dopamina detienen su producción y esto termina por desencadenar la enfermedad.

Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden ser diferentes para cada persona. Los primeros signos pueden ser leves y pasar desapercibidos. A menudo, los síntomas comienzan en un lado del cuerpo y usualmente continúan empeorando en ese lado, incluso después de que los síntomas comienzan a afectar a ambos lados.

Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden incluir los siguientes:

Temblores. Un temblor, o una sacudida, generalmente comienza en una extremidad, a menudo en la mano o los dedos. Puedes frotar el pulgar y el índice de un lado a otro, lo que se conoce como temblor de la píldora. Tu mano puede temblar cuando está en reposo.

Lentitud en los movimientos (bradicinesia). Con el tiempo, la enfermedad de Parkinson puede retardar tus movimientos, haciendo que las tareas simples sean difíciles y lleven más tiempo. Puede que tus pasos sean más cortos cuando caminas. Puede resultar difícil levantarte de la silla. Puede que arrastres los pies mientras intentas caminar.

Rigidez muscular. La rigidez muscular puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo. Los músculos rígidos pueden ser dolorosos y limitar tu amplitud de movimiento.

Alteración de la postura y el equilibrio. La postura puede volverse encorvada o puedes tener problemas de equilibrio como consecuencia de la enfermedad de Parkinson.

Pérdida de los movimientos automáticos. Es posible que tengas reducida la capacidad para realizar movimientos inconscientes, como parpadear, sonreír o balancear los brazos cuando caminas.

Cambios en el habla. Puedes hablar suavemente, rápidamente, insultar o dudar antes de hablar. Tu habla puede ser en un solo tono en lugar de tener las inflexiones habituales.

Cambios en la escritura. Puede resultarte cada vez más difícil escribir y tu letra puede parecer pequeña.

Cuidados nutricionales en el paciente con Parkinson:

El desgaste energético que supone una enfermedad como el Párkinson, hace que la mayoría de los pacientes presenten más necesidades nutricionales. En ocasiones pueden cursar con problemas de bajo peso o desnutrición.

Lo primero a revisar es el horario de comidas: es recomendable seguir una dieta con tres comidas principales al día (desayuno, comida y cena) y dos colaciones

Después, la hidratación. El exceso de sudoración que muchos pacientes de enfermedad de Parkinson (EP) sufren y el mayor esfuerzo exige un mayor control de líquidos.
Cuidar la presentación de los platos. Deben ser platos que llamen la atención del paciente, con una amplia gama de colores y formas, y no repetirlos.
Los alimentos deben ser de texturas suaves y homogéneas.
En cuanto a nutrientes, podemos englobar cuatro de ellos que son de vital importancia para el desarrollo correcto de la enfermedad:

Las grasas deben ser en su mayoría saludables, por ejemplo, las de origen vegetal (aguacate, frutos secos), aceite de oliva, pescados azules y carne blanca.

Las verduras y frutas ayudan tanto con la hidratación como contra el estreñimiento. Además de que nos aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales, son una gran fuente de hidratos de carbono que se traduce en energía para nuestro cuerpo.

Las proteínas cobran verdadera importancia pues ayudan a formar, reparar y mantener músculos, huesos y otros tejidos. Utiliza pescado, huevos, leguminosas, lácteos y carnes magras.

Es recomendable que el paciente con problemas de enfermedad de Parkinson tenga una atención multidisciplinaria, que acuda con un médico geriatra, neurólogo y un nutriólogo para que puedan diseñar un plan de alimentación para asegurar una alta ingesta de proteínas, tanto de origen animal como vegetal. Se encuentran en carnes, pescado, huevos, leche, legumbres. No obstante, hay que considerar la interacción de la levodopa, fármaco usado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, con las comidas ricas en proteínas ya que muchas veces se limita la absorción del medicamento.
Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.

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