Bernardo Torres
Metlatónoc, Guerrero /Colaboración Especial
Con las eternas carencias que caracterizan a la Montaña de Guerrero, en la comunidad de Juanacatlán, Municipio de Metlatónoc, este día iniciaron las clases presenciales en el nivel básico.
A la marginación en uno de los municipios más pobres de latinoamérica, esta vez se suma la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, que ha agudizado los problemas en las comunidades.
En Juanacatlán, este lunes los alumnos de primaria y secundaria regresaron a las aulas, luego de más de un año ausentes. Las encontraron invadidas por el monte y llenas de lodo por las lluvias que han azotado la región.
El municipio es uno de los 17 anunciados por el gobernador, Héctor Astudillo Flores, que tenían las condiciones sanitarias para el retorno a las aulas, es decir, que se registraban pocos o ningún caso activo de Covid-19.
Previo al inicio de las clases, los docentes de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato se reunieron con los padres a quienes expusieron la serie de necesidades que se deberían cubrir en esta nueva normalidad.
En el caso del Jardín de Niños «Adolfo López Mateos», los padres determinaron no regresar a clases hasta que se limpie el monte que creció alrededor, pues durante más de un año no se realizaron labores de limpieza, además de que parte del terreno se está derrumbando y representa un riesgo para los menores.
En la primaria el problema que se presentó fue la ausencia de estudiantes, debido a que muchos se encuentran trabajando como jornaleros agrícolas en estados de los norte del país como Baja California, Chihuahua, Sinaloa, Zacatecas y Michoacán.
De acuerdo con el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña «Tlachinollan», Abel Barrera Hernández, actualmente hay alrededor de 23 mil indígenas que migraron en busca de trabajo, de los cuales el 30 por ciento son menores en edad escolar.
El profesor Marcos García Catalán, que imparte clases al quinto grado en la primaria Fray Servando Teresa de Mier, señaló que la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) no les proporcionó ningún material de higiene para el retorno a las aulas.
Tuvo que ir a la Ciudad de Tlapa para comprar gel antibacterial, sanitizante, y cubrebocas para sus 27 alumnos, pues muchos de ellos no tienen recursos para los insumos básicos para prevenir el contagio de Covid-19.
Se presentó con sus alumnos luego de un año y medio fuera de las aulas, en ese lapso improvisaron métodos de enseñanza a distancia o dejando tareas que se revisaban y valoraban cada ocho o 15 días.
El director de la escuela, Jorge de los Santos Galindo, dijo que un 30 por ciento de alumnos aún no se han inscrito porque se encuentran en los campos agrícolas, pero espera que regresen al final de este mes.
La Escuela Secundaria «Josefa Ortíz de Dominguez» enfrenta problemas aún más fuertes: el edificio se encuentra en una zona de alto riesgo, y ya ha sufrido afectaciones por deslaves y desprendimientos de rocas, que hasta han tirado paredes y roto ventanas.
La maestra Kimita Larios, quien viaja desde Tlapa en un trayecto de hora y media, consideró que no hay condiciones para las clases presenciales, pues aunque en el Municipio de Metlatónoc no hay casos de Covid-19, en esta escuela reciben alumnos procedentes de los municipios de Atlamajalcingo y Cochoapa el Grande.
A bordo de unidades del transporte público, los lunes llegan los adolescentes de pueblos vecinos, como Yuridia, Yadith, Gilbardo y Jhony Elver, quienes vienen de la comunidad de Llano de los Nopales, y se quedan durante la semana en el albergue indígena.
En esta localidad de alrededor de dos mil habitantes que hablan la lengua Me Phaa, en su variante Vataá, también hay un anexo del Colegio de Bachilleres, que atiende a 42 alumnos, pero no cuentan con instalaciones, y los maestros apenas tienen un salario de dos mil 200 pesos mensuales.
El profesor y director de esta escuela, Josue Félix García, llamó a las autoridades de los tres niveles de gobierno a que pongan atención a localidad, pues no cuentan con espacios recreativos, laboratorios, ni un centro de cómputo.
Con esta montaña de carencias, que sólo representan el sector educativo, los docentes de los cuatro niveles, la mayoría originarios de esta localidad, intentan reiniciar las clases presenciales, sin el mínimo apoyo de las autoridades, y costeando los gastos junto con los padres de familia.