Hipólito Lugo Cortés tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Fue coodinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero
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Ayer 29 de noviembre, se conmemoró el Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos, el cual tuvo su origen en el año 2005, en el marco de la celebración de la Primera Consulta Internacional de Mujeres Defensoras que se efectuó en la ciudad de Colombo, Sri Lanka.
El objetivo de esta conmemoración es visibilizar a las mujeres y su valiosa contribución a la defensa y promoción de los derechos humanos, así como los desafíos que enfrentan ligados a la discriminación, criminalización, agresiones, violencia y hasta sufrir atentados en los que en muchos casos han perdido la vida, como son los casos de las madres buscadoras Rosario Lilián Rodríguez Barraza, en Sinaloa; Blanca Esmeralda Gallardo, en Puebla; y María del Carmen Vázquez, en Guanajuato.
Resultó muy atinado por parte de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), el llamado que realizó al gobierno de México para proteger a las mujeres que buscan a sus seres queridos, a las madres que sobreponiéndose al inmenso dolor ocasionado por la desaparición de un familiar, siguen enfrentando riesgos extraordinarios y que con sus acciones viene a ser un permanente recordatorio de las miles de familias que no aceptan la resignación y exigen respuestas efectivas de las autoridades.
La ONU-DH hizo un justo reconocimiento a las buscadoras por la lucha que han emprendido por encontrar a sus seres queridos y exigir justicia, la cual ha incidido en transformaciones concretas para la creación de normas, mecanismos e instituciones en materia de justicia, búsqueda, acceso a la verdad, memoria, reparación integral y garantías de no repetición.
Las madres buscadoras enfrentan un alto riesgo a ser víctimas de agresiones o atentados que menoscaben su dignidad humana, al crear colectivos, emprender acciones de solidaridad y denunciar actos de negligencia e impunidad en contra de las autoridades; por lo que es apremiante que el Estado Mexicano les garantice un entorno seguro y propicio para el ejercicio de sus labores, que en esencia, originalmente deben de corresponderles a las autoridades.
La crisis en nuestro país se visualiza con los más de cien mil casos registrados oficialmente en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas de México a la mitad de este año, con un evidente patrón de impunidad y no hay para cuando termine.
Recuerdo hace diez años, cuando estaba investigando un caso de desaparición forzada en agravio de un joven que fue detenido por elementos de la policía municipal, y ya no se supo de su paradero; al entrevistarme con la madre del desaparecido, con un semblante de tristeza e impotencia me comentó que no deseaba presentar ninguna denuncia o queja, por temor a que le causaran más daño, pues los policías la tenían ubicada y además, refirió que tenía más hijos, y su temor era de que también los desaparecieran.
Por ello, no hay que descartar la cifra negra de los casos de desaparición de personas que no se denuncian; con lo cual el total de personas cuya suerte se ignora, sin duda que es más alto.
El mencionado Registro Nacional abarca desde el 15 de marzo de 1964, y de igual manera reflejan que más del 97% de las desapariciones sucedieron a partir de diciembre del año 2006, a partir de que Felipe Calderón asumió el cargo de Presidente de la república y fortaleció el modelo militarizado de seguridad pública.
Esa gran cantidad de personas desaparecidas, sigue en incremento, incluso en la actual administración federal, que al medio año del 2022 refleja datos que entre 2019 y 2022, se han registrado 31,725 personas desaparecidas.
Por ello, me resulta gratificante que la ONU-DH, haya centrado este día en las mujeres y madres buscadoras de sus seres queridos en situación de desaparición, como un reconocimiento a esa valentía que tienen para alzar la voz, para organizarse, para exigir avances, para no quedarse cruzadas de brazos y sustituir a las autoridades en esas labores de búsqueda.
Vaya mi solidaridad y reconocimiento a esas mujeres y madres buscadoras de sus familiares, y un llamado urgente a las autoridades para que fortalezcan acciones de prevención de este fenómeno y erradicar las desapariciones, así como luchar para evitar que queden en la impunidad; aún resuena en la conciencia social esa frase del movimiento a favor de las víctimas de Javier Sicilia: “si no pueden, renuncien.”