Opinión: Guerrero y la incidencia delictiva

Hipólito Lugo Cortés tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Fue coodinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero

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De acuerdo con los datos que publica el secretariado ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública, en relación con las cifras de la incidencia de los delitos que se cometen en el país, cuya fuente original de información son las carpetas de investigación iniciadas por las diversas fiscalías, es decir, resulta ser información proporcionada por las propias autoridades, tenemos que a la fecha de su publicación que fue el veinte de noviembre pasado, tan solo en Guerrero en lo que va de este año 2022 se cometieron 22,669 delitos; y como lo digo, siempre hay que tener presente la cifra negra de aquellos delitos que por desconfianza en las autoridades no se denuncian, por lo que la cantidad de delitos es mayor.

Desglosado ese gran número, vemos que 4,215, corresponden a delitos contra la vida e integridad personal, entre los que figuran 1,333, homicidios -964 de tipo doloso-, siendo en su mayoría ocasionados por proyectiles de arma de fuego, que ascienden a 688 casos; así también se reflejan 2,842 delitos por lesiones, 11 feminicidios, entre otros de menor incidencia. Respecto a los delitos contra el patrimonio, entre los que se ubican los robos en casa habitación, en negocios, de vehículos, en vía pública, etc., sumaron un total de 8,654 casos.

Sobre este tema, recientemente los medios de comunicación locales y nacionales, han dado cuenta de los diversos delitos -homicidios, extorsiones, etc.- que se cometen de manera cotidiana en diversas ciudades de Guerrero, sea Acapulco, Chilpancingo, Zihuatanejo, etc., por lo que las referidas cifras delictivas seguirán engrosando; por ello, resulta necesario y apremiante redimensionar las políticas públicas en materia de seguridad pública y realizar los ajustes pertinentes, pues el Gobierno federal ya tiene cuatro años de gestión y el de Guerrero un año de asumir la alta responsabilidad de gobernar y los resultados dejan mucho que desear.

Como asertivamente lo refiere el gobierno de Guerrero en el Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027, la seguridad pública, es una tarea y función de atención prioritaria, que corresponde atender a los tres niveles de gobierno, sólo hay que cristalizar ese eje temático 3, en acciones concretas y eficaces para hacer una realidad el tan pregonado estado de derecho, y fortalecer las labores para prevenir y combatir la delincuencia, sea organizada o común.

Resulta inaceptable que las autoridades se la pasen echando culpas al pasado de la ineficacia presente y falta de resultados en el combate a la inseguridad, hay tramos de responsabilidad, y en este momento, aquí y ahora, les corresponde a quienes nos gobiernan asumir la suya y una prioritaria es la de garantizar la seguridad pública y la paz social con el fin de salvaguardar la vida, la integridad y el patrimonio de las personas.

Sólo quien lamentablemente ha sido víctima del delito, -si sobrevivió-, tiene el sentir de ese sufrimiento causado, aquí viene a mi recuerdo un hecho acontecido hace unos días, cuando en un atardecer en Chilpancingo al salir de un Oxxo ubicado sobre el boulevard, me dirijo a mi vehículo, llevaba en una mano una botella de agua que había comprado y en la otra las llaves, accioné el control remoto y procedí a abrí la portezuela del lado del conductor, en ese momento visualizo que me siguen tres jóvenes, que no rebasaban los 25 años de edad, uno de los cuales se me acerca y sin mediar palabra alguna saca de su cintura una pistola, con la cual me apuntó; en ese momento conservé la calma, tuve una reacción instintiva y de manera rápida, le di un golpe con la portezuela en el brazo que empuñaba la arma de fuego, lo que provocó que ésta cayera al piso, y mi reacción fue alejarme inmediatamente del lugar, pues había dos jóvenes más con el agresor.

Seguro estoy, que ese sujeto armado no tenía la mínima intención de darme un abrazo!

Busqué mi teléfono móvil para denunciar los hechos, y lo había dejado en el carro, y un taxista espectador me dijo que los jóvenes ya se habían retirado del lugar, así que abordé mi vehículo y me retiré del lugar; no quiero imaginar cuántos otros casos con un final distinto y hasta fatal han sucedido.

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