Alberto Gómez/Chilpancingo
La Diócesis Chilpancingo-Chilapa se sumó al llamado de los Obispos de México para repicar campanas y pedir un alto a la violencia en el país, en el marco del primer aniversario del crimen de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, en el estado de Chihuahua.
A las 15:00 horas de este martes, durante un minuto repicaron las campanas de la catedral como clamor por la justicia y como refrendo del compromiso de la Iglesia católica para construir la paz.
El sacerdote al frente de la catedral de la Asunción, Benito Cuenca, realizó una homilía en la que pidió una oración a los muertos por la violencia y para las personas que están desaparecidas.
En entrevista, el sacerdote indicó que con la actividad siguen el gesto de los obispos para solidarizarse con los familiares de los jesuitas asesinados, pero también con las víctimas que siguen sufriendo por el dolor que les ocasiona la muerte de un ser querido.
Llamó a los gobiernos federal y estatal a redoblar esfuerzos y a revisar la estrategia de seguridad «porque tal parece que algo no está funcionando…(…) y que en la revisión si la Iglesia puede abonar a la reconstrucción de la paz y del tejido social, estamos preparados».
El clérigo reconoció que en lo va de este Gobierno suman 158 mil personas asesinadas en todo el país y que una de las zonas en Guerrero donde existe mayor preocupación es en Tierra Caliente, lo que ha generado que el obispo de esa región busque un acercamiento con el gobierno estatal para aplicar estrategias que puedan abonar a la paz.
Cuestionado sobre la existencia de sacerdotes asesinados en Tierra Caliente, Cuenca Mayo dijo desconocer sobre ese tema, sin embargo, reconoció que en la Diócesis Chilpancingo-Chilapa continúan existiendo los retenes: «nos paran, nos verifican, no hay nada que perseguir pues creo que nos dan la libertad para seguir nuestro tránsito», señaló.