El crimen de odio de Quetzalcóatl Leija Herrera

Uriel Mena Flores es licenciado en Historia y tiene maestría en Ciencias: Territorio y Sustentabilidad Social por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Es integrante del Colectivo LGBTI+ Orgullo Guerrero, docente en la Universidad Latinoamericana México y se sumerge en temas de investigación relacionados con la disidencia sexual y de género.

Chilpancingo, Gro.

Quetzalcóatl Leija fue un activista y líder del movimiento LGBTI en el estado de Guerrero. Nació en 1978 y estuvo al frente de la organización de la “Marcha Estatal de la Diversidad Sexual” de Chilpancingo a partir del año 2005 y hasta el momento en el que su proyecto de vida se truncó cuando fue asesinado en Chilpancingo, en mayo del 2011.

El periodo en el que Quetzalcóatl organizaba la marcha estatal en Chilpancingo, fungió como presidente del Centro de Estudios y Proyectos para el Desarrollo Humano Integral A.C. (CEPRODEHI), una Asociación dedicada a la promoción y defensa de los derechos humanos de la población de la disidencia sexual, mediante la cual Quetzalcóatl intentó impulsar una organización más sólida de la disidencia sexual a nivel estatal. Fue fundada por él en el año 2005.

En 2009, Quetzalcóatl fue un actor clave para que se promulgara la Ley número 375 para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el Estado de Guerrero, además, se suprimió la homosexualidad como un delito que el Código Penal de Guerrero y el Bando de Policía y Gobierno municipal equiparaban con el pandillerismo, la corrupción de menores, la drogadicción y la prostitución.

En el CEPRODEHI realizaban conteos de los asesinatos por homofobia que ocurrían en Guerrero: en 2007 habían documentado 24 asesinatos; 30 en 2008; 20 en 2009; otra vez 30 en 2010. 104 en total en tan sólo 4 años.

Fue el miércoles 4 de mayo de 2011 cuando Quetzalcóatl murió apedreado en el centro de Chilpancingo, el lugar más vigilado de la ciudad, con la cara desfigurada por los golpes que le dieron con una piedra.

El asesinato de Quetzalcóatl es un crimen de odio, porque un crimen de odio se considera como tal cuando se ejecuta con la intención de mostrar hostilidad hacia un grupo o categoría social legalmente protegida, y el Estado mexicano incluye como categoría social legalmente protegida a las preferencias sexuales de las personas.

También es, a la vez, violencia por prejuicio porque hay una complicidad social ante tal hecho. En la sociedad de Chilpancingo aún existe una imagen negativa acerca de la disidencia sexual, cargada de prejuicios, estereotipos, tabúes y estigmas que alientan la violencia en contra de la población LGBTI+.

El crimen de odio de Quetzalcóatl es sólo la punta del iceberg de un fenómeno social que existe en Guerrero, porque los crímenes de odio en contra de la población LGBTI+ están al orden del día. Aunado a ello, los asesinatos cometidos contra las personas de la disidencia sexual no son investigados de forma exhaustiva y libre de prejuicios.

El crimen de Quetzalcóatl es un ejemplo de tal situación: no hubo avances significativos en la investigación de su asesinato y, con ello, se fomenta la impunidad para que dichos crímenes sigan ocurriendo.

Contacto vía Facebook: Colectivo LGBTI+ Orgullo Guerrero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.