¿Por qué comemos mal en México?

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de tercera división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte.

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En México, el consumo de bebidas azucaradas, carnes y productos altos en grasa saturada y azúcares (comida chatarra) fue entre 50% y 250% mayor de lo recomendado, mientras que el de frutas, verduras y leguminosas fue muy bajo.

Este es uno de los hallazgos que realizaron investigadoras del INSP al analizar la alimentación de los mexicanos usando datos de las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012 y 2016.

Siempre se juzga que los mexicanos comemos mal por ignorancia, por desidia, porque nos importa poco; por muchos factores se culpa mucho al individuo, se deposita esta responsabilidad en el individuo”.

Debemos de considerar que factores psicológicos, económicos, ambientales, así como las condiciones sociales de los contextos urbanos y otros elementos “nos hacen cambiar la alimentación”.

En las áreas urbanas, comer ha pasado a segundo plano, al grado que, en muchas ocasiones, la prioridad es llevarse a la boca algo que “sólo quite el hambre”, sin preocuparse por si es lo más saludable para el organismo.

Desgraciadamente este fenómeno también esta ocurriendo en comunidades rurales más pequeñas que empiezan a desarrollar ambientes obesogenicos y que han contribuido a que las personas cada vez desarrollen más enfermedades crónico degenerativas.

Necesitamos generar estrategias propias y pensadas para cada población en particular sin replicarlas, además considerar que es importante adaptar las condiciones propias de cada comunidad, sin imponer normas por conductas o estilos de otros países que no van con nuestra cultura.

Debe haber sustentabilidad alimentaria, acceso a alimentos saludables, generar ideas y conceptos por especialistas y no más políticos o especialistas no aptos para el diseño de estas políticas públicas, el problema es que con las políticas que se podrían emprender para formar a las generaciones. Los resultados se verían en 20 años”.

Para mejorar la alimentación se debe involucrar a todos los miembros del hogar, hacer del momento de la comida un espacio para convivir, planear menús, evitar culpas por lo que comemos, buscar bajar de peso mediante una alimentación saludable, fomentar el ejercicio físico y no comer solo frente a una pantalla.

Recomiendo de manera importante tener una evaluación por un equipo multidisciplinario (médicos, nutriólogos, psicólogos etc.) para conocer su estado nutricio, fomentar el consumo de alimentos locales y de temporada, introducir a los niños a probar diferentes sabores y olores, no presionar a los hijos con figuras de rechazo a la obesidad y tener una rutina diaria para la hora de comer.

Por lo que sugiero también generar políticas integrales y de largo plazo para combatir obesidad en nuestro país, también es importante considerar que la obesidad es una enfermedad multifactorial. Es una tarea titánica, sin duda, pero necesaria para mejorar la vida de todos los mexicanos.
Recuerda comer sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.

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