Ángel Galeana/Chilpancingo
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, consideró que la situación de inseguridad en Guerrero impide a los propios sacerdotes ayudar a ciudadanos que corren peligro, tras ejemplificar el asesinato de los dos curas jesuitas en Chihuahua.
Entrevistado en Chilapa tras la celebración de la misa de este domingo, el Obispo dijo sí ha podido trabajar en la Diócesis, sin embargo, señaló que no deja de haber peligro porque los delincuentes en cualquier momento se pueden drogar y «es a lo que más le tenemos miedo».
En ese sentido, ejemplificó que los sacerdotes asesinados en Chihuahua quisieron ayudar a una persona y fueron asesinados, «de nada les valió el diálogo».
«Ponle que a los sacerdotes nos respeten pero ya no, si yo quisiera defender a algún cristiano que le están haciendo daño y yo me quiera meter para ayudarle, pues me va mal, de hecho, yo he visto tirados, podrían ser borrachos, como que quiero bajar a auxiliares y (me dicen) no, es peligroso, no se baje; no ayude, o sea, quiere decir que en Guerrero no podemos ayudar a algún cristiano que estén persiguiendo y que quiera un padre o cualquier ciudadano defender, y no defendemos (…) es grave».
Señaló que a él no le ha sucedido ninguna situación de violencia aunque siempre está «con el Jesús en la boca», por lo que ha adoptado algunas medidas de protección junto a los sacerdotes de la Diócesis, como no viajar solos y siempre avisar sobre sus recorridos.