Opinión: Dieta saludable y sostenible

José Isaid León Rodríguez es licenciado de nutrición y ciencia de los alimentos con maestría en ciencias de la educación. Se ha desempeñado como asesor nutricional del equipo de división profesional Los Avispones de Chilpancingo. Ha sido conferencista a nivel nacional e internacional en temas de nutrición en la infancia y adolescencia, y coordinador del consultorio de nutrición Equilibrato. Nutriólogo capacitador del personal de la Secretaría de Salud en Guerrero, y docente en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el área de nutrición del deporte

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Uno de los problemas que más aquejan a la población mundial son los de salud, nutrición, distribución y acceso de alimentos, económicos y ambientales. En México desgraciadamente estos temas están a la orden del día.

El cambio climático que hoy experimentamos en todo el mundo y en nuestro país en gran parte se debe a la industria de alimentos que cada vez crece en gran escala y va devorando ecosistemas locales e introduciendo alimentos procesados que en su mayoría dañan los ecosistemas y, sin duda,
han contribuido a una gran epidemia que es la obesidad.

Las dietas saludables sostenibles son patrones alimentarios que promueven todas las dimensiones de la salud y el bienestar de las personas; tienen una baja presión e impacto ambiental; son accesibles, asequibles, seguras y equitativas; y son culturalmente aceptables.
Nuestros hábitos de alimentación tienen un impacto directo en el medio ambiente. La producción agroalimentaria supone el 30% de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
Las frutas y verduras de temporada se consideran alimentos sostenibles porque reduce el consumo energético y genera menos emisiones de dióxido de carbono, ya que no es necesario transportarla desde otras zonas de cultivo más alejadas.
La agricultura es la principal fuente de la producción de CH4 y de NO2. Se estima que el sector de la agricultura, incluyendo, el cambio de uso de la tierra (deforestación) y actividades relacionadas, como la fabricación de fertilizantes, representa un 30 % del total de la emisión de gases, una contribución que, aunque parezca sorprendente es mayor que la originada por la industria y mayor incluso que la del transporte. La ganadería, incluyendo el transporte y la alimentación de ganado, representa el 80 % de la emisión de gases de efecto invernadero que se ocasionan en la agricultura.
Son numerosos aspectos relacionados con la alimentación los que impactan al medio ambiente: lugar de producción, tipo de alimento, envases y embalajes, desperdicio de alimentos.
En México deberíamos fomentar el consumo de alimentos nativos de la región ya que estos se dan de manera natural y no tenemos que destruir ningún ecosistema para montar condiciones adecuadas para producir alimentos.
Por ejemplo: en la sierra de Guerrero existen muchos hongos silvestres comestibles que se originan de manera natural en los bosques, por eso es importante su conservación y tener educación ambiental para poder seguir cultivándolos. Recordemos que la alimentación tiene una connotación cultural.
Es importante que los adultos transmitan en este caso como reconocer y recolectar los hongos de generación en generación para que esta actividad no se pierda.
Así como este ejemplo existen un sinfín de alimentos nativos que no son aprovechados para el consumo y con esto no sólo perdemos la riqueza cultural y gastronómica sino, lo más importante, un alimento de calidad que puede mejorar nuestra salud.
Es importante buscar una fórmula de alimentación respetuosa con el planeta y al mismo tiempo beneficiosa para la salud humana. Me gustaría darte 6 consejos para mejorar nuestra dieta sostenible.

  1. Más vegetales. Incorporar a la dieta una mayor cantidad de verduras, frutas, cereales y leguminosas variadas. (si puedes tener un pequeño huerto en casa, mucho mejor).
  2. Alimentos certificados, por ejemplo: la pesca sostenible, productos de agricultura y ganadería procedentes de tierras orgánicas certificadas y libre de antibióticos y hormonas de crecimiento. También recomienda optar por productos de comercio justo.
  3. Menos carne, pero de mejor calidad, e incluir otras fuentes de proteínas alternativas y de origen vegetal como leguminosas y frutos secos.
  4. Menos alimentos procesados que incluyen, por lo general, niveles más altos de grasas, azúcares y sal.
  5. Apostar por una dieta variada es más saludable. Y se puede hacer más apetecible y fácil de llevar con la asesoría de un nutriólogo.
  6. Planificar mejor las compras para no tirar nada. El despilfarro de comida es un grave problema: uno de cada tres alimentos producidos en el mundo acaba en la basura.
    Recuerda que está en tus manos aplicar estos consejos en tu familia y entorno para motivar a los demás, y en el área de nutrición promover estos estilos de alimentación sostenibles para cuidar la salud humana y del planeta.

Aprovecho la ocasión para felicitar a los colegas por el día del Nutriólogo que se celebró el pasado 27 de enero. Mi respeto y admiración para todos ustedes que contribuyen a educar a la población en la forma de alimentarse y relacionarse con los alimentos.

come sanamente, come Equilibrato, hasta pronto.

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