Desaparición de su hermana le cambió la vida, ahora la busca hasta en fosas clandestinas

Alberto Gómez/Chilpancingo

«Es un martirio, es lo más feo que se puede vivir, no se lo deseo ni a mi peor enemigo», dijo Yesenia Zúñiga Nava, tras la desaparición de su hermana Verónica Zúñiga, el pasado 4 de julio en Chilpancingo.

Ambas hermanas llevan 10 años trabajando de jornaleras en el estado de Sinaloa, pero desde hace seis, Verónica se encargaba de reclutar personas en Chilpancingo para enviarlas a trabajar a los jornales a esa entidad del norte del país.

El 2 de julio de este año, Verónica salió de su casa al centro de la capitap pero ya no regresó, sin embargo, el día 4 de julio envió un último mensaje a su hija en el que le avisó que se encontraba por el panteón central de Chilpancingo. Desde desde ese día no volvieron a saber de su paradero.

Yesenia Zúñiga y su sobrina (hija de Verónica), participaron en el mitin que organizaciones sociales y normalistas de Ayotzinapa realizaron en el monumento a Las Banderas para conmemorar 106 meses de la desaparición de los 43. Ahí denunció públicamente la desaparición de Verónica.

El pasado viernes, Yesenia se sumó al último día de actividades de la jornada de búsqueda de desaparecidos que el colectivo «Memoria, verdad y justicia Acapulco-Chilpancingo» realizó en colonias y comunidades de Chilpancingo.

Para Yesenia Zúñiga, la desaparición de su hermana trajo consigo momentos de tristeza, angustia y martirio, pues desde hace 26 días se olvidó de su vida por buscar a su familiar. «Ya no se come agusto, ya no se duerme, el despertar en las madrugadas pidiendo soñarla o que por lo menos el sueño te de una señal en dónde está».

Verónica Zúñiga Nava tiene 42 años de edad, es la mayor de cuatro hermanos y dejó solos a cinco hijos, además de que recientemente perdió a un bebé de dos meses de nacido, lo que le ocasionó un bajo estado de ánimo y depresión.

Ante esa situación, sus familiares no dejarán de buscarla en todos los lugares posibles pese a el miedo a replasalias por parte de las personas que presuntamente la tienen.

Yesenia Zúñiga dejó de trabajar como cocinera en su estadía en Chilpancingo para dedicarse por completo a las tareas de búsqueda de su hermana.»Hoy yo no sé lo que tenga que hacer o hasta dónde tenga que llegar, pero yo no voy a descansar hasta encontrar a mi hermana y regresarla a la casa.

Aseguró que hoy ya no buscan culpables, ni quieren saber quién se la llevó, solo quieren saber dónde la tienen, «y si no me la quieren entregar ellos por lo menos un mensaje, quien la tenga que me mande un mensaje y yo voy por ella, yo soy capaz de subir hasta la punta del cerro más alto por ipor mi hermana».

Con una varilla de acero y acompañada de su sobrina, Yesenia buscó posibles fosas clandestinas en uno de los cerros de la capital con la esperanza de encontrar indicios de restos humanos u osamentas de algunas de las miles de personas desaparecidas en Guerrero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.