La Prevención…la mejor medicina contra el Coronavirus

Hipólito Lugo Cortés. Tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Es coordinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero.

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En estos momentos es aconsejable leer el libro recién publicado sobre “consejos basados en la ciencia del manual de prevención de coronavirus que podrían salvar su vida”, del autor Wang Zhou, Médico Jefe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades en Wuhan, capital de la provincia Hubei, en China, editado por Skyhorse Publishing, obra que está disponible en línea, la cual me llamó la atención por estar basada en la observación y experiencia directa de profesionales y expertos que trataron los casos clínicos coronavirus (COVID-19), por lo que al no ser experto en la materia, los comentarios contenidos en este artículo está basado en esa obra.

Fue precisamente en diciembre de 2019, en esa ciudad de Wuhan,donde se originó la nueva enfermedad por coronavirus, ahora conocida por COVID-19, cuando se dan en un corto período de tiempo los primeros casos de neumonía con causas desconocidas hasta ese momento, los pacientes presentaban síntomas de fiebre, fatiga, tos y dificultades respiratorias, pero su cuadro clínico no se comprende completamente, lo que está aún en investigación.

El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote como «emergencia de salud pública de interés internacional,» y el 11 de febrero de 2020, anunció un nombre oficial para la enfermedad por coronavirus 2019, abreviada como COVID-19, ‘CO’ significa ‘corona, VI’ para ‘virus’ y ‘D’ (disease) para enfermedad.

Se hace mención a estudios que han confirmado que el coronavirus COVID-19 muestra más del 85% de homología con un coronavirus en murciélagos, aunque todavía no se sabe qué vida silvestre transmite el virus, señala que la evidencia hasta ahora es suficiente para confirmar que ésta es otra epidemia humana inducida por la vida silvestre y lo que me resultó interesante de la obra y llamó mi atención, es cuando señala que si de buscar culpables se trata, el «culpable» de esta enfermedad no es la vida silvestre, sino que somos los humanos los que hemos propiciado la destrucción desenfrenada de la ecología natural, la caza de vida silvestre, la falta de higiene y los malos hábitos alimenticios los que han provocado tragedias una y otra vez y que hay razones para creer que “la aparición y propagación de enfermedades contagiosas es la elección que hace la naturaleza para reequilibrar su relación con los humanos…pedimos a todos que respeten a la naturaleza, valoren la ciencia y adopten estilos de vida saludables. Tenemos confianza en superar la enfermedad y construir una relación equilibrada y armoniosa entre los humanos y la naturaleza.”

Duras palabras, pienso que no hay que devanarse los sesos para encontrar esas razones de las que nos habla el autor que han propiciado la aparición de nuevas enfermedades.

Se hace alusión a que los coronavirus son una gran familia de virus comunes en las especies de animales, incluidos camellos, vacas, gatos y murciélagos, que en raras ocasiones pueden infectar a los humanos y luego propagarse de persona a persona; que en el origen de esta pandemia los primeros pacientes en Wuhan, China, tenían algún vínculo con un gran mercado de mariscos y animales vivos, lo que sugiere la propagación de animal a persona; el período de incubación del coronavirus generalmente se considera que no supera los 14 días, aunque en algunos casos reportados señalan que tuvieron un período de incubación de hasta 24 días, que es altamente infeccioso y es recientemente emergente en humanos y puede ocasionar la muerte, ya que puede infectar a las personas con inmunidad normal o comprometida, y que la cantidad de exposición al virus también determina si se infecta o no.

Resulta gratificante leer sobre la protección prioritaria que se debe brindar a los grupos en situación de vulnerabilidad como lo es el cuidar a los ancianos, las mujeres embarazadas, las personas con disfunción hepática o renal, quienes presentan una función inmune deficiente y en ellos la enfermedad progresa relativamente rápido y los síntomas son más graves.

En esta nueva enfermedad la transmisión se da a través de gotitas y contactos respiratorios como la ruta principal, cuando los pacientes tosen, estornudan o hablan; otro medio es la transmisión de aerosoles, cuando las gotitas pueden volar a una distancia y causan la transmisión; el contagio de madre a hijo; y, otras rutas que aún no están confirmadas al ser un virus nuevo y en investigación, enfermedad para la cual no hay un tratamiento antiviral específico y las personas con COVID-19 deben recibir atención de apoyo para ayudar a aliviar los síntomas.

El autor de la obra, como operador del sector salud, hace referencia que para prevenir la enfermedad, la mejor manera es evitar exponerse a este virus y recomienda acciones preventivas diarias para evitar la propagación de enfermedades respiratorias, como lo son: evitar el contacto cercano con personas enfermas; evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca; quedarse en casa cuando se esté enfermo; cubrir la tos o estornudo con un pañuelo desechable, luego tirarlo a la basura; limpiar y desinfectar los objetos y las superficies que se tocan con frecuencia con un spray o paño de limpieza doméstico; la sugerencia es cumplir con estas recomendaciones para preservar nuestra salud.

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