Desde Veracruz a Chilpancingo a vender cobertores a pesar de la cancelación de la Feria

Alina Navarrete Fernández/Chilpancingo, Gro.

En un Chilpancingo lúgubre debido a la ausencia del Pendón y la Feria de Navidad y Año Nuevo de Chilpancingo, Alfredo Miranda, un comerciante de Veracruz, se mantiene optimista y espera sacar adelante su venta de cobertores y sábanas.

La cancelación del Pendón y la Feria de Navidad y Año Nuevo sólo se ha dado dos veces en la historia de los 195 años de esta tradición, la primera fue debido al movimiento estudiantil de 1960 con el que se luchó por la Autonomía de la Universidad de Guerrero, en aquel entonces la tensión obligó a las autoridades a cancelar ambos eventos.

Este año se hizo el “Pendón Virtual”, con imágenes del recorrido del 2019, la decisión se tomó para evitar contagios de Covid-19 en Chilpancingo, donde este lunes incrementaron los horarios de la vida nocturna y sus aforos por el Semáforo Epidemiológico Diferenciado que colocó al municipio en color Amarillo, junto con Acapulco y Zihuatanejo.

Sin embargo, para evitar contagios se optó por mantener cerradas las instalaciones de la Feria que se encuentran en la colonia Los Ángeles, al oriente de la ciudad –en una zona marcada por la violencia–, esto no le impidió a unos cuantos comerciantes instalarse en las banquetas.

Hay cuatro puestos semifijos de dulces, ropa, cobertores, toallas y sábanas e, inusualmente, uno de flores, a los que se suman otros dos de tacos y hotcakes. Entre un negocio y otro hay varios metros de distancia.

Alfredo Miranda se instaló en un predio frente a las canchas de futbol de la colonia, como y lo ha hecho en los últimos años, durante las tres semanas que la Feria permanece activa. Llegó el sábado junto con otros tres comerciantes que lo asisten en las ofertas, la descarga de productos y el mantenimiento del improvisado local.

En entrevista con Réplica, contó que la empresa para la que trabajan decidió que vinieran a Chilpancingo aunque no se abriera la Feria, un hecho que lamentó profundamente, “nos llevamos la mano al corazón por nuestros compañeros (comerciantes) tanto de aquí como de fuera que no pueden estar presentes”.

A pesar de las pérdidas registradas por el cierre de comercios durante los primeros meses de la pandemia y de la reducción de costos en distintos productos, en un intento por recuperar la economía, Alfredo expresó que no le queda nada más que ser positivo y mantener vivo el espíritu de la Feria de Chilpancingo.

“Queremos estar aquí los días que dura la Feria, como si estuviera, batallamos, me paso horas hablando solo con el aire, con el viento, con la montaña, pero tratando de llevar a cabo el remate para que la gente que necesita de un cobertor lo pueda comprar al precio que lo traemos”, dijo.

Contó que las últimas dos noches ha estado rematando los productos y, en comparación con otros años, “da tristeza” el cierre de la Feria que conlleva la ausencia de posibles clientes, “no me quiero acordar cuántos años llevamos visitando Chilpancingo, para nosotros ya es una tradición y ahora, nos vaya mal, nos vaya bien, ya estamos aquí”.

Unos metros más adelante del puesto de Alfredo está el puesto de Yanely de León Baustista, una chilpancingueña que vende ropa en la ciudad y cada año, cuando se abre la Feria, se coloca cerca del acceso principal a las instalaciones.

Para Yanely el panorama es desalentador, “nos está yendo mal porque no hay ventas como en otros años, nosotros nos alivianamos tantito en el pendón pero ahorita, prácticamente nada más tenemos para ir medio comiendo y medio surtiendo”.

En parte consideró que fue un acierto cerrar la feria, especialmente porque los comerciantes habrían tenido que invertir en tapetes sanitizadores, cubrebocas y gel antibacterial, bajo el riesgo de que las personas optaran por no asistir.

Sin embargo, la afectación económica a los comerciantes es alta, “sí nos está afectando (el cierre de las instalaciones) porque en este día ya es para que estuviera la Feria y porque igual eso (lo que ganaban en estas fechas) es lo que nos queda para un año, para ir comiendo, para tener para otras cosas, pero ahorita ahora sí que con los clientes que vengan, los poquitos, y lo que podamos vender”.

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