La enfermedad renal crónica en México, causas y consecuencias médicas, y sociales

Eulises Díaz Díaz es Bioquímico, Maestro en Inmunología Molecular y Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es investigador en Ciencias Médicas, en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” en la CDMX; donde dirige proyectos de investigación enfocados al desarrollo de métodos inmunológicos para la evaluación de pacientes con enfermedades crónicas degenerativas como el Síndrome Metabólico y la Diabetes Mellitus; recientemente ha realizado el desarrollo de inmunoensayos empleados para la cuantificación de productos finales de glicación avanzada, para el diagnóstico de sujetos con alteraciones del control glucémico asociadas al desarrollo del daño renal crónico. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México.


La enfermedad renal crónica (ERC) es considerada un serio problema de salud pública mundial debido a su asociación con múltiples complicaciones crónicas para la salud, que derivan en altos costos de atención médica y mala calidad de vida de los pacientes.

Según reportes del Instituto Mexicano del Seguro Social, la ERC se ubica entre las tres primeras enfermedades que promueven los mayores gastos, dedicándose más de 4,712 millones de pesos para la atención y el manejo de estos pacientes, mismo que son solamente el 4% de los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social; así mismo la Secretaría de Salud de México ha informado que solamente alrededor del 22% de los pacientes que requieren terapia de reemplazo renal la reciben, lo que tiene un costo anual estimado de 7,550 millones de pesos y que puede aumentar a 33,000 millones de pesos si se cubriera el 100% de los pacientes necesitados.

Dado que en México no existe inversión en la prevención y tratamiento específico de la ERC en etapas iniciales, se estima que para el año 2025 se requerirán alrededor de 50 mil millones de pesos, sólo para tratar a pacientes con daño renal crónico en etapas 4 y 5.

En México, sólo el 22% de los pacientes que requieren terapia de reemplazo renal la reciben; del total de terapias que se brindan, sólo el 0,2% corresponde a trasplantes de riñón, el 19,8% a hemodiálisis y el 80% a diálisis peritoneal. La supervivencia a 5 años de los pacientes tratados con terapia de reemplazo renal es del 82% para los tratados con trasplante de riñón, del 33% para los pacientes con hemodiálisis y sólo del 8,25% para los pacientes diabéticos con diálisis peritoneal.

Habitualmente se considera que la ERC es consecuencia de un manejo clínico inadecuado y/o de la falta de adherencia al tratamiento en pacientes con Diabetes Mellitus e hipertensión. De hecho, el Instituto Mexicano del Seguro Social ha informado que el 54% de sus pacientes con ERC son diabéticos y el 36% son hipertensos.

En México, la ERC contribuye con el 25% de las muertes por Diabetes Mellitus, el 28% de las muertes relacionadas con enfermedades cardíacas hipertensivas y el 6% de las muertes por nefritis y nefrosis. Datos recientes muestran que la prevalencia de ERC en mexicanos es del orden del 14% (según la Secretaría de Salud) y del 16% (según el Instituto Mexicano del Seguro Social) de la población adulta. Desde el año 2015, la ERC ha sido considerada la segunda causa de muerte evitable en México.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición indica que el 25.5% de los adultos mexicanos tiene hipertensión arterial y el 12% Diabetes Mellitus. Estos datos podrían incluso ser conservadores, ya que estudios realizados en el Instituto Nacional de Salud Pública de México, han mostrado que en realidad existe un porcentaje similar de diabéticos sin diagnóstico a aquellos con diagnóstico previo al momento de la encuesta.

Existe poca información sobre las primeras etapas de la ERC, ya que estos pacientes suelen ser asintomáticos, y no existe en México ningún programa de diagnóstico preventivo que permita detectar a estos pacientes en estadios temprano de la enfermedad. En los EE.UU., la incidencia de hospitalización anual de niños es de 9.8 por cada 1,000 niños sin ERC, pero casi 35 veces mayor, de 341 por cada 1,000 niños con ERC.

Lo que sugiere que la ERC desde las primaras etapas de la vida pueden conducir a un deterioro temprano de la calidad de vida de los pacientes. A pesar de la menor incidencia de ERC en niños en comparación con los adultos, esta condición sigue siendo un problema importante para los sistemas mundiales de salud.

México también es uno de los países con mayor prevalencia de obesidad infantil. La prevalencia nacional actual en niños de 5 a 11 años es de 19,2% de sobrepeso y de 18,1% de obesidad. La obesidad infantil también se asocia con la aparición temprana de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, como hipertensión, dislipidemia, resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa.

La alta prevalencia de estos factores de riesgos cardiovasculares, han sido ampliamente descritas en la población infantil mexicana con sobrepeso y obesidad. Existen múltiples estudios que han informado la prevalencia de la ERC en niños, considerando la tasa de filtración glomerular <30 mL/min por 1,73 m2 de superficie corporal.

En Suecia, la ERC ha sido observada en 21 por cada millón de niños menores de 16 años; en Francia se ha observado que la prevalencia de ERC en niños es de 29 a 54 por cada millón de niños menores de 16 años; en Jordania, la ERC se ha reportado en 51 por cada millón de niños; mientras que en Nigeria ha sido reportada la ERC en 15 por cada millón de niños.

En un estudio piloto realizado por nuestro grupo trabajo en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de México, utilizando la misma metodología para el diagnóstico, donde evaluamos niños de escuelas públicas del Estado de México con alta prevalencia de sobrepeso y obesidad (40% de prevalencia combinada) encontramos una prevalencia de ERC en el 1% de los niños evaluados, lo que corresponde a 10,000 por cada millón de niños de entre 9 a 11 años de edad.

Esta alta prevalencia de ERC, observada entre nuestros escolares, es mucho mayor que los reportes previos de otros países, lo que podría indicar que la población infantil mexicana tiene un muy alto riesgo de desarrollar ERC desde edades muy tempranas. De aquí la necesidad de establecer programas de diagnóstico temprano de la ERC y de programas de educación nutricional realmente efectivos para lograr reducir la altísima prevalencia de sobrepeso y obesidad, condiciones que se asocian con el desarrollo temprano del daño renal crónico.

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