Las guerreras defensoras de los derechos de las mujeres

Hipólito Lugo Cortés. Tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Es coordinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero.

Ha sido gratificante dar testimonio en estos días de la ardua actividad que han tenido las mujeres defensoras de derechos humanos, lideresas e integrantes de organizaciones civiles que se movilizaron en el ámbito mundial, nacional y local en la lucha por el respeto a las mujeres a una vida libre de violencia, en pleno ejercicio de su derecho a la promoción de los derechos humanos, contenido del artículo 1º de la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentalmente reconocidas, que establece que “toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional”, actividades que en la actualidad no pocas veces son de riesgo para las activistas y se colocan en situaciones de vulnerabilidad.

Es así por ejemplo, que en la capital de estado se llevaron a cabo el Tercer tribunal de conciencia por los derechos de las mujeres y segundo tribunal feminista popular, los días 6 y 9 de marzo de 2020, en el Auditorio del Poder Judicial del Estado y en el Parque Hundido de la Alameda Granados Maldonado, convocados por diversas organizaciones civiles dedicadas a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, eventos que aglutinaron a víctimas del delito e inseguridad, de violencia sexual, feminicidio, desaparición forzada, falta de acceso a la justicia o bien, dilación en la impartición de ésta, temas que por su naturaleza son muy sensibles.

Actividades desarrolladas en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, y que se suman a esa larga lucha que han tenido que dar las mujeres en los distintos movimientos sociales en el mundo para buscar el reconocimiento de sus derechos humanos, que tuvieron su origen en la injusticia y discriminación de la que han sido víctimas; es un contexto ideal en el que las defensoras de derechos humanos de Guerrero hacen un esfuerzo por visibilizar aún hoy en día esas injusticias y discriminación prevalecientes.

Al escuchar los testimonios, en su gran mayoría sobre hechos graves, que dieron cuenta de la mecánica de su perpetración, tal circunstancia coloca tanto a las víctimas como mujeres defensoras de derechos humanos en un estado de especial vulnerabilidad, ya que están expuestas en razón de su género a un clima idóneo para las amenazas y riesgos, sin duda a la posibilidad de enfrentar graves peligros de que puedan atentar contra su vida y su seguridad personal con motivo de su actividad, que hay que decirlo, realizan de manera pacífica y con dignidad al alzar la voz en aras de la promoción y protección de los derechos humanos de las víctimas que acompañan.

A pesar de la divulgación de la realización de estas actividades, fue desalentadora la inasistencia de las autoridades de los distintos niveles de gobierno, salvo la presencia del Titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas en el Estado en el Tercer tribunal de conciencia por los derechos de las mujeres, celebrado en el auditorio del Poder Judicial del Estado; que gratificante sería que el Gobierno hiciera un reconocimiento público del papel positivo y crucial que desempeñan las y los defensores de los derechos humanos a través de las organizaciones de la sociedad civil, que estableciera políticas públicas para la atención y acompañamiento en su labor de apoyo en el fortalecimiento de la democracia y al estado de derecho, sería una postura loable de un gran político visionario de su tiempo.

Mi sincero reconocimiento por el gran trabajo que realizan esas grandes mujeres dirigentes de organizaciones civiles en la promoción, difusión y defensa de los derechos humanos, son ejemplo de esa sociedad civil organizada que se requiere para lograr ese gran cometido, para visibilizar los casos de violaciones a los derechos humanos, muchos de los cuales son casos graves, actividad que desafortunadamente también trae aparejada el enfrentar situaciones de riesgo, al retomar temas que pueden ocasionar desacuerdos con determinados sectores de la sociedad, sobre todo de aquellos sectores oscurantistas, al abordar el papel de la mujer y sus derechos humanos.

Hace falta mucho por cumplir el objetivo común de sensibilizar a las autoridades en el respeto de los derechos humanos, y en la adopción de las medidas que permitan hacerlos realidad, con la esperanza de que a través de la aprobación de leyes que, junto con acciones judiciales y administrativas, se creen las condiciones por las que se pueda disfrutar en la práctica de todos los derechos y libertades fundamentales.

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