Hoy, Día Internacional de la Juventud…divino tesoro

Hipólito Lugo Cortés tiene una licenciatura en Derecho, maestría en Ciencias, Área de Derecho Público, y estudios de doctorado en Derechos Humanos. Es coordinador de la Oficina en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Fue secretario ejecutivo, secretario técnico, visitador general, y presidente del Comité para la Investigación de la Desaparición Forzada de Personas. También se desempeñó como presidente interino en la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero.

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Correspondió a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, designar el 12 de agosto como el “Día Internacional de la Juventud”, con el objetivo de promover el papel de la juventud como socia esencial en los procesos de cambio y propiciar un espacio para generar conciencia sobre los desafíos y problemas a los que ésta se enfrenta; esa designación debe servir para celebrar, dar voz a la juventud y visibilizar la importancia del compromiso de los jóvenes en la vida y los procesos políticos, económicos, sociales y culturales de su tiempo.

Al escribir este texto, cómo no recordar el bello poema del ilustre poeta Rubén Darío intitulado “Canción de otoño en primavera”, que hace alusión precisamente a la juventud que se aleja en el tiempo y por ello se añora, al asentar las palabras melancólicas inolvidables “…juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!, cuando quiero llorar, no lloro…y a veces lloro sin querer…”. El propio título recoge dos metáforas muy claras al respecto: la del otoño como ocaso de la vida, llegada de la vejez, y la de la primavera como juventud, en referencia a ese tesoro divino de la vida.

La juventud como la quinta etapa de la vida, (prenatal, infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad), se ubica entre la adolescencia y la adultez, que de acuerdo con la ONU abarca de los 15 a los 25 años, en nuestro país, de conformidad con el artículo 2º de la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud, se considera joven a “la población cuya edad quede comprendida entre los 12 y 29 años”, pero es de comentarse que el estatus de joven también depende de diversos factores como los hereditarios, el clima, salud, alimentación, etc.

Lo importante y trascendente es que todos los jóvenes deben gozar de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, sin importar su origen, sexo, edad, creencia religiosa, rasgos físicos, ideologías, etnias, discapacidades o condiciones de salud, y deben ser protegidos y respetados por las autoridades y por todas las personas.

En México, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, refirió la existencia de 124.9 millones de personas; así, los datos del INEGI revelan que México sin duda es un país de jóvenes, si ubicamos a este segmento de la población en la etapa comprendida entre los 15 y 29 años de edad, vislumbramos una importante fuerza social, económica, política y cultural; en nuestro país existen un total de 30.6 millones de jóvenes cuyas edades oscilan entre ese rango referido, lo cual representa un 25.7%, de la población total en México, de los cuales 50.9% son mujeres y el resto, 49.1% son hombres.

Tan solo por su importancia numérica, resulta relevante la población joven en el contexto nacional, y representa un reto para el gobierno y sociedad, el brindarles los satisfactores que sus necesidades demandan, así como su incorporación a la población económicamente activa, ante sus potencialidades y capacidades que generan los jóvenes.

No debemos pasar por alto que en esta etapa de la vida de los jóvenes y adolescentes, la educación es de suma importancia para adquirir los conocimientos, habilidades y herramientas necesarias para establecer y cumplir su proyecto de vida en el que identifiquen las metas que desean alcanzar en su fase formativa y poder hacer frente a la vida en las mejores condiciones posibles, incluso a la par de su formación escolar irse incorporando paulatinamente al mundo laboral; ya que los jóvenes son considerados agentes de cambio y progreso cuando están educados y capacitados para participar en la toma de decisiones; ya lo decía Salvador Allende, ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica.

Sin embargo, resulta preocupante que en todo el mundo, un gran número de jóvenes todavía se quedan rezagados en el ámbito educativo, tal es el caso de Guerrero; de acuerdo con la misma fuente, lamentablemente se ubica en el quinto lugar nacional de inasistencia escolar de adolescentes de entre 15 a 19 años de edad, lo que representa un 41.9%; ocupa el segundo lugar a nivel nacional dentro de los porcentajes más altos de no asistencia escolar en la población joven de 20 a 24 años de edad con un 80.8%; y, el cuarto lugar en el porcentaje de la población de entre 25 a 29 años que no asiste a la escuela.

Considerando lo anterior, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), cuenta con un programa especial sobre asuntos de la niñez y la familia, mediante el cual lleva a cabo diversas tareas para promover entre los jóvenes el conocimiento de sus derechos humanos; así, ha emprendido diversas acciones, como la “Campaña Nacional por el Derecho de los Jóvenes a una Vida Libre de Violencia” y la “Campaña Nacional para abatir y eliminar la Violencia Escolar”; cristalizar los derechos fundamentales de los jóvenes es una aspiración impostergable, pues son el presente de México.

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